Renato Ibarra acierta en pedir perdón, pero no puede volver a vestir los colores del América
Por Carlos Alberto Pérez García
Renato Ibarra resurgió entre las cenizas para emitir un comunicado en el que se disculpa públicamente con Lucely Chalá, su ex esposa, y con todas las mujeres por el comportamiento que protagonizó tres meses atrás, donde fue acusado de agredir físicamente su pareja, aunque en todo momento ha negado estas afirmaciones.
Renato pide perdón y una nueva oportunidad en el fútbol mexicano, especialmente en el América; sin embargo, también afirma que no pasó nada más allá de una fuerte discusión verbal aquel día, pero al mismo tiempo acepta recibir tratamiento para cuidar las acciones que realizó en contra de Lucely, por lo que todo se resume en un mar de contradicciones con el mismo fin: salir bien parado personal y profesionalmente.
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El hecho de que se haya llegado a un acuerdo con su esposa para retirar los cargos no quitan los estudios clínicos y legales donde se confirma que Lucely Chalá sufrió golpes aquella noche, donde el único enervado era el jugador del América y quien fue oficialmente separado del club por estas acciones.
Hoy desde Coapa parece que pintan el camino para su regreso, pues ya se encuentra inscrito para el próximo torneo, la disculpa pública se hizo presente y el futbolista se ve ilusionado en la plática que sostuvo con ESPN; pero con esto, lo único que se logrará será desprestigiar la imagen del Club América y que su empresa dueña, Televisa, salga raspada por una situación que debió cortarse de tajo desde hace varias semanas.
El americanismo se divide ante la situación de Renato, pues es un hecho que todos los seres humanos merecen una segunda oportunidad, pero cuando se trata de una situación tan delicada como la de ahora, no debe caber ni un ápice de solapar estas conductas. No es posible que un futbolista del equipo más importante de México conserve a un jugador que no pisó la cárcel gracias a un acuerdo con Lucely, su esposa.
Situaciones similares se han replicado en la NFL, donde la violencia intrafamiliar parece ser pan de cada temporada. Dez Bryant, Tyreek Hill, Ezekiel Elliott, Kareem Hunt, y varios personajes más del fútbol americano han atravesado por estas situaciones; sin embargo, la mano dura no se ha hecho presente salvo en los casos más severos, todo se limita a multas económicas y sanciones temporales, pero eso es algo que no debe solapar la Liga MX y mucho menos el América.
Si Estados Unidos presenta conflictos en su sociedad se debe a un problema estructural que también tiene México y aunque la NFL se esfuerza en sancionar a los responsables, la inversión económica siempre tiene peso en las decisiones y reprimendas. Hoy el América está en la posición de dar un ejemplo en la sociedad y abolir cualquier conducta violenta que ponga en entredicho su valor como institución.
Es momento de poner el ejemplo y dejar en claro que en el club no caben jugadores de este tipo. Que la segunda oportunidad le llegue en otro club y, de ser posible, en otra liga, porque México atraviesa un problema serio con el machismo interiorizado y eso es algo que sólo se erradicará si se sancionan este tipo de conductas. Que velen por la sección femenil y se olviden, por el bien de la sociedad, de un ingreso económico por el jugador.
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