Parece que Renato Ibarra fue obligado a ofrecer una disculpa pública para poder reintegrarse al equipo

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La novela con Renato Ibarra no tiene final. Hace tres meses fue separado del equipo de forma "definitiva", pero hoy, luego de una pandemia que azotó al mundo, el fútbol se enfrió y con él la situación de Renato, que aparece repentinamente frente a las cámaras para ofrecer disculpas sobre la situación que vivió en marzo pasado.

En pocas palabras, Ibarra se disculpó con su ex esposa y con todas las mujeres por su comportamiento, pero al mismo tiempo expresó no haber agredido físicamente a Lucely Chalá como los medios indicaron. Entre si es una cosa u otra, aunque todo parece indicar que sí hubo algún tipo de contacto violento, lo único cierto es que Renato aparece tres meses después para intentar limpiar su imagen y, en palabras suyas, 'recibir una segunda oportunidad para jugar con el América'.


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Es imposible saber si habla con hipocresía, desde el corazón, o con el único propósito de salvar su pellejo, pero por la forma en que se expresa y lo tardío de la respuesta, todo parece formar parte de un plan un poco más grande, tal vez directo de su institución, el Club América; sobre todo si se toman en cuenta las palabras de Miguel Herrera, quien en reiteradas ocasiones ha afirmado querer contar con el extremo ecuatoriano lo más pronto posible.

Recurriendo a un discurso un tanto victimista pero lleno de arrepentimiento, el guión lucía encaminado a tocar los corazones de la afición y recibir el perdón entre la gente; sin embargo, el resultado fue completamente adverso y sólo revivió la polémica acompañada por animadversión en contra de el '30' americanista.

El resultado de esta pequeña campaña por recibir el perdón de la opinión pública sería un rotundo fracaso, pues lo único que consiguió fue que su reaparición fuera más vetada que nunca, algo que incluso podría servir al América como señal de si deben o no reintegrarlo al equipo en el futuro próximo. La respuesta es legible a kilómetros, el 'NO' se dibuja por todo el horizonte, pues aceptarlo de vuelta significaría quebrantar todos los valores que el club ha intentado construir desde hace un buen rato.

Si la estrategia de pedir perdón públicamente es procedente del América, el equipo azulcrema estaría ante una de las más grandes vergüenzas del fútbol mexicano, pues no se trata de ver si lo perdonan o no, sino de respetar los valores del club y los códigos de ética que deben respetarse desde el día uno tanto en el club, como en la liga.


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