La relación de Maradona con su último Diego Fernando: "Tengo muchos hijos pero este no tiene parangón"
Por Joaquín Jary
Los últimos años de Diego Maradona fueron especiales, de una lectura similar a la que tenía dentro del campo. Pelusa parecía saber que se acercaba su final y por eso comenzaba a cerrar varias cuentas pendientes en su vida. La más importante y terrenal: su relación con los hijos.
En este caso, con Dieguito Fernando, fruto del vínculo de 8 años con Verónica Ojeda, que había quedado rehén de los idas y vueltas de un romance mediático. El Diez lo conoció a sus tres meses de edad -nació el 13 de febrero de 2013- ya con Rocío Oliva como acompañante y luego lejos estuvo de él.
"Hola, Mario. Habla Diego. Ya sé que te parecerá increíble esto, pero la veo bien a Vero. Y me dijo que está con vos. Cuidala mucho", le envió Maradona a la pareja de su hijo menor a través de una Nota de Voz de Whatsapp, algo poco utilizado por el astro, como puntapié inicial para acercarse a los suyos. Esto ya dejaba entrever la mirada de Dios, que ya empezaba a bajar la guardia y a olvidar viejos enojos, solo quería el cuidado de una de las madres que eligió para uno de los obsequios más preciados que le dio la vida.
Atrás quedaron los celos, Diego disfrutó sus últimos meses con el niño a más no poder. Adoptaron una mascota -llamada Lola- como símbolo y enlace eterno entre padre e hijo, y se cansaron de fotografiarse y pasar momentos juntos, a pesar del estado de salud del nacido en Villa Fiorito.
Contra todas las barreras físicas que se le presentaban, el capitán seguía alzando la voz -curiosamente, en silencio- presentándose ante Dieguito para disfrutar algunos momentos que seguramente quedarán indelebles en imágenes cuando las vea en su adolescencia. El Diez Bajito elegía bien como en la carrera contra sus archienemigos, los ingleses.
Y como cierre de aquel mensaje que le envió Mario Baudry, marido de Ojeda, le delegó una tarea difícil sin dejar las bromas de lado. “De paso me cuidás a mi ángel, que no tiene parangón con nada. Mirá que yo tengo un montón de hijos, pero este me va a sacar la última cana. Un abrazo", deslizó el dedo y se despidió.