Jovic, se te acaba el tiempo
Por Álvaro Pelayo
Tras una temporada frustrante para Luka Jovic, con 0 continuidad y sin apenas minutos, Carlo Ancelotti apostó por él para liderar el ataque del Madrid en el Metropolitano. Como ya hemos visto con muchos otros jugadores, las oportunidades en el Real Madrid son limitadas y hay que aprovecharlas al máximo, algo que Jovic no hizo en el derbi. El serbio tuvo que sustituir a Benzema por lesión en Anoeta y dejó la impresión de que podría ser el sustituto que buscaba el Real Madrid con un gol y una asistencia, pero de ese partido ya no queda ni rastro.
Aunque Jovic demostró calidad para recibir y jugar de espaldas, conectando bien con el mediocampo blanco, el jugador no terminó de conectar con sus compañeros en posiciones algo más inquietantes para el rival. Y eso, siendo delantero, es un problema. Su mejor oportunidad fue un disparo que Oblak detiene bien, después de una buena jugado trenzada entre Rodrygo, Asensio y él. Después, fue sustituido en el 61 para dar paso a Fede Valverde.
El mercado fichajes para el Real Madrid promete ser movido, con la aparente llegada de Mbappe al club y estudiando otros posible fichajes para mejorar la plantilla. Para un jugador como es Jovic para el Madrid, suplente de un Benzema que quiere jugarlo todo, las oportunidades no llegan muy a menudo y ahora mismo no es la primera opción de cambio para reforzar el ataque en los partidos. Si a esto le sumas lo que parece ser la llegada de otro atacante más a la plantilla, el delantero se está quedando sin hueco en el equipo. Yo siempre he defendido a Luka Jovic porque las oportunidades que ha tenido no han sido suficientes para mi gusto, y cuando ha salido no ha sido en las mejores circunstancias, pero al serbio se le acaba el tiempo para demostrar su calidad a Ancelotti y poder quedarse en el Madrid.
Al Real Madrid le quedan tres partidos de Liga, en los que Ancelotti ha dicho que hará rotaciones y dará descanso a los que suelen ser titulares. Si Jovic realmente quiere quedarse en el club, estos tres partidos tienen que ser a vida o muerte por parte del jugador, dejándose el alma en cada minuto que esté sobre el terreno del campo. Si no, gracias y hasta luego, como ha pasado con otros tantos antes que él.