Heung-min Son, el cazador del norte de Londres
No es el mejor regateador del mundo, pero casi; no tiene la mejor definición del planeta, pero casi; no es el pasador más preciso de la Premier, pero casi. A estas alturas podemos hablar sin tapujos de que estamos ante uno de los jugadores más completos de la actualidad.
Heung-min Son es un 7 con alma de 9 o un 9 con alma de 7, un felino pegado a la banda que se convierte en bestia cuando cae al medio. Estamos acostumbrados a no exigir a los ‘gambeteros’ o regateadores una gran pegada ni a pedir a los ratones de área driblar a tres defensas antes de tirar a puerta, y es lógico, cada uno tiene su función, pero esto del reparto de tareas no va con Son.
Papel en su equipo:
El actual sistema ofensivo de Mourinho en el Tottenham nace a raíz de la asociación de Kane con el surcoreano buscando continuamente desmarques por la franja interior, dejando libres las bandas para que el extremo derecho y el lateral izquierdo ataquen los espacios con la inercia de la carrera. En un lenguaje no tan técnico podríamos decir que la versatilidad de movimientos de Son proporciona a los Spurs un amplio abanico de opciones de ataque que tanto él como Kane aprovechan a las mil maravillas.
Es cierto que Harry es el dueño de las portadas pero en lo que llevamos de temporada Son ha conseguido marcar el 44,4% de los goles de su equipo en la liga regular y es que la sociedad que forma con el ‘killer’ inglés es el único ápice de esperanza para su entrenador, que se agarra a las genialidades de estos dos como si de un clavo ardiendo se tratase.
Toma de decisiones adecuada:
Quizás no estamos tan acostumbrados a valorar a un futbolista por su toma de decisiones pero cada vez aparecen más jugadores técnicos de banda que, si bien regatean con una facilidad pasmosa, se les apaga la bombilla cuando más luz necesitan; ejemplos de ello son Ousmane Dembelé, Adama Traoré o Vinicius JR. Esta circunstancia es corregible si te toca un buen entrenador, como le pasó al bueno de Raheem Sterling, pero luego existen otros jugadores que no necesitan que nadie les explique ni el qué, ni el cómo ni el cuándo. Una analogía sencilla del problema que supone no saber elegir bien sería la situación de acabar un trabajo en el ordenador y no darle a guardar; es decir, todo lo que has hecho hasta ese momento deja de tener importancia, el trabajo se ha borrado y el balón lo has perdido. Son es de esa clase de cracks que no solo deciden bien en el pase sino que también saben leer perfectamente cuando la jugada requiere combinar en vez de chutar y viceversa.
Definición perfecta:
El mundo del fútbol está repleto de chavales con talento que destacan en sus clubes, pero ¿qué es lo que diferencia a un gran jugador de una superestrella? En el caso de los delanteros es la pegada, pero no entiendan pegada como fuerza ni precisión en el tiro sino como meter la que tengas. Tú puedes haber estudiado mucho para un examen y saberte el temario al pie de la letra que si a la hora de la verdad no respondes bien no sirve de nada. En el caso de los delanteros se les exige la capacidad de aprovechar cada mínima oportunidad que tengan para reventar la red, cosa que a Heung-min Son no parece costarle en exceso. En la presente campaña, el coreano ha marcado 8 goles en 7 partidos disputados hasta la fecha, lo que supone 1,14 goles por partido; si a esto añadimos que tiene una media de 2,4 tiros por encuentro podemos concluir que Son necesita al rededor de dos disparos para hacer gol, cifras de las que no puede presumir prácticamente ningún otro delantero a día de hoy.
¿Quién no ha escuchado a lo largo de su vida una historia y ha pensado “de esto se podría hacer una película…”? Pues la de Son es digna de ser llevada a la gran pantalla. Todos los hombres coreanos de menos de 28 años tienen que llevar a cabo un servicio militar en defensa de su nación siendo la única vía de evitar este castigo (excluyendo las discapacidades físicas) conseguir un gran éxito internacional representando al país. A sus 26 años, Son estaba ante una de sus últimas oportunidades de lograr el triunfo en los Juegos Asiáticos lo que le permitiría evitar sus obligaciones serviles. Liderando a su selección consiguió alzarse con la victoria en una disputada final frente al combinado nipón. Finalmente su deber quedó reducido a un servicio de tres semanas que llevó a cabo el pasado mes de mayo en mitad de la pandemia, recibiendo además una condecoración por su inestimable puntería después de hacer el ejercicio práctico sin un solo fallo y siendo el mejor de su promoción.
La relación con su padre tampoco es moco de pavo. Woong-jung Son es un exfutbolista coreano que a diferencia de su hijo pasó el grueso de su carrera en las distintas divisiones de su país natal. El propio Son ha hablado alguna vez sobre los estrambóticos métodos de entrenamiento y castigo que su padre le ha impuesto tantas veces tanto a él como a su hermano y sobre la ‘recomendación’ de no contraer matrimonio hasta haberse apartado de los terrenos de juego de manera definitiva.
A fin de cuentas todos los amantes de este deporte deseamos lo mismo: que Heung-min Son nos siga asombrando cada fin de semana y que la única metralleta que utilice sea su diestra.