Giovani Dos Santos ha decepcionado a todos, en especial a la afición del América

Un año después de su llegada, Giovani Dos Santos ha confirmado los pronósticos de algunos aficionados, quienes veían en el hijo de 'Zizinho' a un futbolista frágil y acabado; sin embargo, muchos otros confiaron que la gran promesa mexicana que alguna vez fue podía resurgir en la Liga MX, pero hoy los números hablan por sí solos y la única palabra para describir su situación es decepción.

Decepción porque su americanismo heredado, su pasado por el Barcelona, su oro olímpico y todos los destellos de crack que tuvo algún día quedaron resumidos a 24 partidos con el América, 2 asistencias y solamente 2 goles. Jamás adquirió las relevancia que se esperaba de él ni estuvo cerca de ser el referente del equipo.

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Finalmente quedó demostrado que la mejor época de Giovani había pasado hace ya mucho tiempo y que su fichaje fue una apuesta con altas probabilidades de perder. Un capricho americanista que "igual y funcionaba", o un simple volado para ver si su rendimiento caía del lado correcto.

Más allá del nivel que ha enseñado, con participaciones intermitentes y destellos muy muy esporádicos, lo que más debe lamentar el americanismo es que tampoco ha demostrado esa pasión por los colores que tanto llena al aficionado. Esa garra que se le aplaude a Nico Castillo a pesar de sus lesiones, o esa pasión que se le admiró a Marchesín por vestir los colores azulcremas.

Giovani Dos Santos no ha demostrado absolutamente nada con el club y mucho menos con el '10' en la espalda. Lo peor es que cuando parecía que poco a poco llegaba su mejor momento azulcrema, llegó Antonio Briseño para romperle la ilusión mediante una patada que también terminó por cortar su muslo de una forma escalofriante.

Su camino no ha finalizado con el América, y a escasos días de su regreso (y debut en el Guardianes 2020 tras 5 jornadas), nace también una nueva esperanza por ver una versión renovada de 'Gio', con ganas de revancha y hambre de comerse el fútbol mexicano, porque la afición americanista merece un número diez que sienta la camiseta, que irradie los colores y que por lo menos intente demostrarlo en el campo.

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