El segundo tiempo ante el Valencia le permite al Real Madrid ilusionarse con LaLiga
El Real Madrid ganó ayer por tres goles a cero al Valencia, pero muchos podríamos asegurar que vimos dos partidos distintos, de 45 minutos cada uno, sobre todo en la parte blanca. En la primera mitad, los madridistas colocaron un equipo adelantado, pero con defensa posicional, apenas ponían problemas a la salida de balón delos valencianistas. Además, fueron superados a sus espaldas por la velocidad de los atacantes chés. Todos lo contrario ocurrió en la segunda mitad. Los madridistas apretaron, el Valencia se ahogó, Asensio volvió y Benzema hizo magia. Ese equipo le pondrá muy difícil al Barcelona conseguir el título liguero.
No me gusta el fútbol sin aficionados. Me aburre. A la media hora de partido termino con el móvil en la cara, escarbo entre Twitter algún comentario táctico o burlesco sobre el encuentro, sonrío y me dedico tan solo a oírlo. Ayer, por primera vez en toda la semana, estuve casi toda una parte sin coger el maldito teléfono. De hecho, solo lo agarré para buscar más repeticiones de la maravilla con la que nos obsequió Benzema en su segundo gol, el tercero del partido.
El Real Madrid que vimos ayer es el club que quieren todos los habituales en el Santiago Bernabéu y el que causa temor a sus rivales. Ese equipo que presiona y genera angustia a sus rivales, que imprime la intensidad de un equipo humilde que lucha para que los tres puntos no se alejen de casa. Además, todo eso lo combina con la calidad y el acierto de sus atacantes y con una figura como la de Karim Benzema, que hace maravillas en cada movimiento. En definitiva, una escuadra imparable.
Zinedine Zidane demostró que tiene plantilla y banquillo para soportar este duro retorno con muchos partidos en muy poco tiempo. Los blancos supieron esperar pacientes a que su rival se cansara de sus intentonas al contraataque y, cuando las fuerzas ya no respondían en las piernas valencianistas, imprimir una marcha más que sentenció el partido. Además, el galo incluyo una pieza que muchos olvidaron, Asensio. El mallorquín volvió y marcó en menos de un minuto. Para colmo, asistió con el exterior en el que posiblemente será el mejor gol de la recta final del campeonato.
La misión no ha terminado así. Zidane ha conseguido encontrar un estilo y una forma de juego en la que sus futbolistas se sienten poderosos y pueden ganar con cierta solvencia a casi cualquiera que se le ponga por delante. Ahora le queda lo más difícil, mantenerlo. Los blancos necesitan regularidad y ofrecer siempre un fútbol al nivel de la segunda mitad para poder asaltar el puesto culé en el liderato de la tabla. No será fácil.