El nuevo repechaje es la adicta mediocridad a la que está acostumbrado el fútbol mexicano
Por Carlos Alberto Pérez García
Luego de cancelar el Clausura 2020 por el coronavirus, la Liga MX está preparada para arrancar un nuevo campeonato en cuanto las autoridades den el visto bueno. La fecha ideal para dar inicio es el 17 de julio, día en que el torneo Apertura arrancaría y con él una nueva era en la historia del balompié azteca, pues la mediocridad daría un nuevo paso al frente en busca de recuperar el dinero perdido a causa de la pandemia.
El plan de los dueños del balón es regresar el repechaje al campeonato azteca, uno que estaba muerto desde el Clausura 2008, cuando el acceso a la liguilla era mediante grupos todavía. En aquel entonces se le permitía a los 10 mejores equipos tener una oportunidad de llegar a la final del campeonato, aunque este se ubicara en 10 o 15 puntos del líder.
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En esta ocasión, la repesca cambiaría de formato, pues ahora los primeros 4 lugares calificarían directo a la liguilla y del 5º al 12º se disputarían los respectivos repechajes. Estos serían a partido único y se enfrentarían en cancha del mejor ubicado, de donde saldrían los otros cuatro equipos que se midan a los primeros cuatro.
De esta forma surgiría una nueva era en la Liga MX, que buscaría tener cuatro partidos más para ser transmitidos por televisión, pero con el sabroso añadido de ser vida o muerte a un solo juego. Esto sólo significa una cosa, que el torneo mexicano entraría en la fase más mediocre de toda su historia, aquella que permite al equipo número 12 poder ser campeón a pesar de haber tenido un torneo paupérrimo, probablemente con más derrotas que victorias.
Ese factor es innegable, la mediocridad en su máximo esplendor a cambio de dinero para contrarrestar las perdidas de el torneo que no pudo concluir, pero lo cierto es que no es ninguna novedad y para un gran sector del público pudiera parecer atractivo. En este grupo se incluye quien redacta la nota, pues siempre es interesante ver un duelo a vida o muerte en el fútbol mexicano.
Es una adicción que se le ha inculcado al aficionado mexicano, pues hoy en día no se entiende el campeonato sin la expectativa de ver hasta dónde llega el octavo lugar en la fiesta grande, si el 6º lugar por fin será campeón o si la maldición del 'súper líder' se hará presenta una vez más. Lo cierto es que la Liga MX tiene su sabor en la liguilla y en este tipo de partidos que incitan a la mediocridad.
No hay que hablar como puritanos y pedir que instauren un torneo largo donde el líder sea campeón, porque aunque sería lo más justo y erradicaría los torneos mediocres, también le quitaría el máximo sabor que tiene el campeonato azteca, ese que le encanta a la afición y que tan buenas entradas produce en los estadios.
México se acostumbró a menospreciar los torneos largos y la acumulación de puntos, los equipos aprendieron a jugar con el objetivo de llegar encarrilados a final de la temporada sin importar el inicio y la afición prepara su dinero para la fiesta grande. Así funciona México y así funcionará de nuevo el repechaje, porque le das vida a un equipo que no tenía absolutamente nada que pelear y aumentas el morbo por ver caer a un equipo poderoso ante uno más débil en el papel.
Aunque suene raro, mediocre y patético, es el contenido que el aficionado mexicano disfruta y que tan contento pone a medio país cada seis meses. Es nuestro circo y el simple hecho de consumir este modelo hace que se refuercen esta cada vez más esta clase de ideas, sin olvidar que el factor económico es el que termina moviendo los hilos en el país.
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