El furor que está causando la selección argentina es lo mejor que nos puede pasar para poder ganar el Mundial
Por Eitan Benzaquén
Luego de la obtención de la Copa América 2021 con todos los condimentos, en Brasil y ante el local en el mismísimo Maracaná, la selección argentina dirigida por Lionel Scaloni y comandada por Lionel Messi dentro del campo de juego logró despertar un furor que esta generación jamás había tenido.
Es que el cúmulo de frustraciones por las finales perdidas (ojo que para perderlas hay que jugarlas, eh) había generado una sensación de amargura constante, atacando a la mayoría de los futbolistas de manera descarada e inmerecida y este grupo de jugadores, de la mano de un Messi sediento de revancha luego de tantos reveses, volvió a encender la llama de la pasión.
De a poco se está recuperando esa unión del hincha argentino con su seleccionado, donde muchos ponían al combinado nacional hasta incluso por delante en escala de importancia que a sus propios clubes, porque se sienten identificados con este plantel: es obvio que la coronación tras tantos años de sequía ha ayudado de forma significativa, porque con un traspié frente a los brasileros la historia no hubiera sido la misma, pero se nota una mancomunión entre los jugadores argentinos que emociona, que identifica, que genera un sentido de pertenencia impresionante.
El furor y el descontrol que se vivió para conseguir una de las 17.000 entradas que había a disposición para el encuentro frente a Bolivia es el ejemplo claro de lo que digo: hubo una desesperación enorme por conseguir esos tickets, que claramente aumentó debido a que justo coincide con la vuelta del público a la Argentina, pero que refleja el sentimiento que generaron estos pibes y la emoción que causó el campeonato en el Maracaná.
Vamos por el camino indicado. Los jugadores se ganaron el respeto y la idolatría por parte de millones de argentinos, que se identifican con el juego y con el sacrificio del plantel como hace mucho no lo hacían. Es el recorrido idóneo para poder pelear por cosas aún más importantes, el año que viene en Qatar. Y pobre del que quiera, robarnos la ilusión...