El club de amigos está dañando a Boca Juniors: improvisación, soberbia y malas decisiones que se repiten
Por Eitan Benzaquén
Nadie puede dudar sobre el amor que Juan Román Riquelme le tiene a Boca. Es probablemente el máximo ídolo de la institución, logró cosas increíbles en sus tiempos como jugador y si decidió trabajar en el club fue para conseguir lo mejor para el equipo de sus amores.
Lo cierto es que ahora, junto al Consejo de Fútbol, están tomando decisiones que le hacen daño al Xeneize. La ratificación de Hugo Ibarra como entrenador hasta diciembre es una muestra de ello y lo puede pagar muy caro.
Ibarra asumirá sin ningún tipo de experiencia y siendo la cara visible del Consejo de Fútbol. En medio de una fuerte interna con el plantel, apostaron por llevar a uno de ellos a comandar a un equipo que está golpeado.
La primera decisión, que claro está no fue futbolística, fue la de limpiar a Carlos Izquierdoz. Decidieron sacar al capitán y uno de los máximos referentes tras la eliminación y el pobre Ibarra tuvo que hacerse cargo de la decisión.
Esto es fútbol y todo puede pasar, pero Boca va en camino a quemar a un nuevo ídolo. El histórico lateral derecho se hará cargo en este momento de crisis, junto a un cuerpo técnico que fue improvisado y sin experiencia en la primera división.
Riquelme y el Consejo de Fútbol parecen sentirse cómodos con un entrenador al que puedan manejar y cuando no acatan sus decisiones los apartan, tal como ocurrió en el último tiempo con Sebastián Battaglia.
Boca necesita un entrenador con experiencia, que pueda tomar decisiones y que lidere al plantel. Un entrenador que le de jerarquía, que tenga espalda y que pueda ganarse la confianza de los jugadores. Hoy en el Xeneize algo se rompió y las últimas decisiones que tomaron las dirigentes profundizarán este fuerte crisis que se generó.