Cruz Azul, la máxima prueba de que las maldiciones sí existen
Por Carlos Alberto Pérez García
Han pasado más de 8,400 días desde el último festejo en grande que tuvo la afición de Cruz Azul. Ese que empezó con un penalti señalado por Arturo Brizio en el Estadio León y que en los pies de Carlos Hermosillo se transformó en una estrella más al escudo celeste.
276 meses después, las miradas de los seguidores cementeros ya no sólo siguen a la espera de un nuevo campeonato, sino de algo que hace 23 años jamás se hubieran imaginado: ponerle fin a una maldición que pide a gritos su estampa como palabra oficial: cruzazulear.
¡No te olvides de seguirnos también en nuestra cuenta de Instagram, 90min_es, y nuestra cuenta de Twitter, @90minespanol!
Ahora no solamente se habla de las seis finales perdidas desde aquel invierno de 1997; se habla de las derrotas inverosímiles que este equipo es capaz de sufrir cuando todo el panorama luce a su favor. Esas caídas dramáticas, tristes y bochornosas han dado pie a un mito que Cruz Azul se encarga de mantener vivo: este club está maldito desde aquella tarde en Guanajuato.
Las cruzazuleadas no son algo común, no son algo sencillo de lograr y tampoco se apegan a la lógica ni a las probabilidades. Debido a que nunca antes algún equipo mexicano había padecido algo similar, la respuesta simple es transformarlo en algo sobrenatural, pero en realidad se puede interpretar al gusta de quien quiera; sin embargo, todos los caminos deben desembocar en una maldición.
¿Cómo no decir que este club está maldito si por primera vez en la historia dejan escapar una ventaja de cuatro goles en una liguilla? ¿Cómo no decir que este Cruz Azul está maldito si pierden una final con un gol al minuto 93 anotado por el portero rival?
Una es casualidad, pero sufrir las dos derrotas más improbables en la historia del fútbol mexicano sólo acentúan las otras pequeñas cruzazuleadas que le dan el verdadero sentido a su propia palabra. Esto ya escapa de las capacidades de sus jugadores, directivos o entrenadores, pues se ha introducido a la mística del equipo, a su propia esencia y hoy se puede decir con total seguridad que este club está maldito. La pregunta es: ¿hasta cuándo se librarán de este trágico castigo divino?
Para más de Carlos Alberto Pérez, ¡síguelo también en Twitter como @CarlosAlbertoPG!