Con Jürgen Klopp, la selección mexicana hubiera llegado mínimo a cuartos de final del Mundial de Rusia 2018

Etsuo Hara/Getty Images
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Luego de que Guillermo Cantú aceptara que el puesto como entrenador de la Selección Mexicana fue ofrecido a Jürgen Klopp en el 2015, la imaginación de miles de aficionados aztecas sobre la actuación del tricolor en el pasado mundial voló por todos los aires.

Juan Carlos Osorio fue el encargado de tomar las riendas de la selección en el 2016 para encaminar a México a Rusia 2018, donde le brindó una de las alegrías más grandes al pueblo mexicano en toda la historia de la Copa del Mundo, cuando venció a Alemania, el campeón defensor, en el primer partido del cuadro azteca.

Resulta inimaginable voltear al pasado y no ver al profesor Osorio en el banquillo, pues aunque siempre estuvo rodeado de polémica, en este perfil siempre se va a respaldar la forma en que intentó revolucionar al fútbol mexicano desde la estrategia y la preparación, siempre focalizando la discusión al terreno de juego.

Ashley Allen/Getty Images

Rompió paradigmas en los medios tradicionales hablando de aspectos 100% futbolísticos, y aunque muchas veces daba la impresión de excederse un poco con su léxico, terminó dando cátedra en cada conferencia de prensa y entrevista. Por no irse por la polémica, los comerciales, ni la fama, Osorio se ganó el respeto de un amplio sector de aficionados; sin embargo, ningún director técnico es perfecto y, como todos, cometió errores durante el camino y también al final.

Osorio se casó con las rotaciones y toda su gestión estuvo enfocado en el sistema rival para plantear su formación y estrategia. Pocas veces intentó imponer su estilo sin mirar al frente antes, y aunque este tema es debatible, lamentablemente para los aficionados mexicanos y para el mismo entrenador, en la justa más importante cambió los papeles e hizo lo que nunca antes: repetir formación.

Osorio se dejó llevar y no respetó sus propias creencias. Todo lo que pensó en la previa se desvaneció en aquel juego contra Suecia, donde él mismo declaró haber puesto a los mismos once jugadores que enfrentaron a Corea por la inercia ganadora que sentía.

Daniel Malmberg/Getty Images

Aunque a nivel estratégico será difícil encontrar un nuevo Osorio, aquí es donde más se hubiera necesitado un hombre con otro tipo de mentalidad y experiencia. Jürgen Klopp representa gran parte de lo que necesita el fútbol mexicano: carisma, mentalidad, fuerza, pasión, entrega y cerebro. El match perfecto con la selección se hubiera podido dar entre ellos dos gracias a la versatilidad del entrenador alemán.

Afirmar que con Klopp la historia hubiera sido diferente y se hubiera llegado al quinto partido es como aventar un volado con la misma historia de siempre del otro lado; sin embargo, en este deporte el entrenador no es el único que juega y México contaba con la materia prima para competir en los primeros cuatro partidos.

Jürgen Klopp también le hubiera planteado un buen partido a la peor Alemania de la historia, aunque la victoria se le debe responsabilizar totalmente al profesor Osorio. Después contra Corea del Sur, el partido debió resolverse de una forma mucho más clara, y aquí ya se empezaban a notar debilidades. Finalmente contra Suecia, todo lo malo del tricolor se combinó y el equipo rozó la eliminación.

Laurence Griffiths/Getty Images

En términos generales, Osorio cumplió como ningún otro en su partido contra Alemania, al cual se le debe agradecer toda la vida; pero después su plan de juego se desvaneció y lo siguiente fue una disminución de nivel que terminó, nuevamente, en los octavos de final.

A México le sobró la táctica y el entrenamiento, pues a la hora de la verdad, en el banquillo únicamente existió un hombre que buscaba soluciones sobre la pizarra y no en los hombres que tenía a escasos metro de él.

Fortaleza mental es la que provoca que este Liverpool sólo haya perdido un partido en la Premier League esta temporada, la misma que le remontó un 3-0 al Barcelona de Messi. Este tipo de resultados no se dan sólo por estrategia, se necesita transmitir emoción y nerviosismo, porque a final de cuentas el entrenador es el miembro numero 12 del equipo, algo que no se encontró en Juan Carlos Osorio.


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