Debemos esperar para después jugar, y si no, que el título sea para el mejor
Por Adrían Marcos
El futuro de la temporada en el mundo del fútbol en estos momentos pende de un hilo, una delgada línea que separa la cancelación definitiva de todas las competiciones, al menos en Europa, y la reanudación cuando la situación actual se normalice. Imaginemos que sobre esa fina frontera hay una moneda, que deberá caer de un lado o de otro, pues será la reunión que mantendrá la UEFA mañana la que prácticamente decida dónde irá a parar.
El máximo organismo del fútbol continental debe llegar a una resolución para la Champions, la Europa League y la Eurocopa. Y es esta última competición la que tiene la llave para poder terminar el curso o no, pues su aplazamiento permitiría a las diferentes competiciones alargar sus calendarios hasta junio para tratar de recuperar el tiempo perdido. El torneo continental de selecciones puede posponerse a invierno o incluso al verano que viene, pero se antoja complicado que mantenga su fecha actual.
Pero ¿qué sucederá si la UEFA echa balones fuera, mantiene la Eurocopa a la espera de una previsible mejoría y son las propias ligas quienes deben decidir?. Evidentemente cada una de las directivas encargadas de organizar los torneos domésticos tendrán que determinar cómo acabar la temporada, y ahí se abre un abanico de opciones entre las que las cinco grandes ligas elegirán la más adecuada para su futuro.
¿Dar la temporada por nula?, ¿finalizarla tal y como está en este momento?, ¿disputar lo que resta en una maratón?, ¿decidir el campeón y los descendidos y ascendidos en un playoff?... Han sido varias las propuestas que se han puesto sobre la mesa y personalmente creo que algunas son muy atractivas tanto para el espectador como para los equipos.
Si bien es cierto que se trata de una resolución tan complicada como controvertida, en mi humilde opinión, más allá de desear que esto se solucione lo antes posible y todo vuelva a la normalidad, creo que habría que esperar a que la situación avance para bien o para mal. Es una incógnita a nivel mundial cómo se desarrollarán los acontecimientos y puede que, si se cancela todo, en mes y medio la normalidad haya vuelto, pero no el fútbol.
Desde mi punto de vista la toma de una decisión debe posponerse para finalmente, sabiendo el tiempo que resta hasta una hipotética Eurocopa, los JJOO o las vacaciones veraniegas, escoger el camino a seguir. Sin duda alguna la disputa de cualquier partido será más atractiva que la cancelación, ya sea por nulidad o entregando el título al primero, y ante esa posibilidad tanto la opción de una maratón, como se propone en Italia, como la de los playoffs me parecen tan aceptables como apropiadas para decidir campeones, puestos europeos, descensos y ascensos de cara al próximo curso.
Dicho esto, repito que no hay que precipitarse a la hora de tomar una decisión, hay que confiar en el buen hacer de los ciudadanos, en la responsabilidad social que, a través de las cuarentenas, devuelva la normalidad a la sociedad y al fútbol. Debemos esperar para después jugar. Pero en el caso de que la decisión final sea la suspensión, terminar con las temporadas ante la amenaza del coronavirus, el título debe llevárselo siempre el mejor hasta el momento, el que encabece la clasificación.