Yo, sudaca de corazón
Por Futbox Media

Sudacas y fútbol, fútbol y sudacas. Esa cultura, tan diversa y rica de peculiaridades, idiosincracias (hermosas por momentos, otras desesperantes, llenas de impotencias y corrupciones), música y folklore….todo se mezcla con el fútbol. Querramos o no, el fútbol siempre es el reflejo de nuestra sociedad. Cada país tiene su propia mezcla, y ese carácter marca las líneas dentro de la cancha.
No me creen?
Miremos a Brasil con el jogo bonito y su música natal. Uruguay con su garra característica donde dejan la piel en cada partido. Los paraguayos y su temple que siempre se hace respetar con su sangre de guerrero guaraní. Argentina y el tango potrero que hace que hasta los brasileños se pongan a seguir los partidos de su liga.
El ritmo de la música de cada país dice mucho acerca del ritmo de juego de los mismos. Música y fútbol siempre van a ir de la mano, y el que no quiere aceptar este hecho, es por ceguera voluntaria.
Así mismo podemos observar en el viejo continente. Los alemanes con su orden táctico y organización impecable, buscando siempre la perfección. Prácticamente su modus operandi en la vida.
Italia con su elegancia y cultura del catenaccio. Podemos seguir hablando de cada país por horas, pero lo que quiero expresar, es que los cambios son siempre buenos y bienvenidos, siempre y cuando tomemos las bases positivas existentes o implementamos nuevos aspectos positivos de base, en mejora contínua, en la evolución del fútbol en el mundo.
Cualquier sudaca futbolero, al ver atrás en su infancia, sabe que la pelota tuvo mucho que ver en su forma de ser hoy en día. Y cómo no podría serlo?
Me crié en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Viví la mayor parte de mi infancia en el Barrio El Paraíso, calle Horacio Ríos. Todos los días era sagrado juntarse con los vecinos a jugar en la calle.
¨último gol gana¨
¨gol o penal¨
¨gol pela polera¨
¨le jugamos choco, 1 boli por cabeza o por una 2 Lts de Coca Cola con bolsa de pan¨
….eran cosas que uno escuchaba religiosamente en el día a día.
A veces hacíamos equipo de la calle Horacio Ríos vs los vecinos de la calle Hans Grether. Habían dos opciones, o terminaba el partido en pelea campal y luego a tomar una soda en el quiosco de Doña Siva, o terminábamos todos juntos en nuestras bicicletas rondando por el barrio.
Al final lo que nos unía a todos era la caprichosa.
Cómo olvidar cuando después del colegio llegábamos a nuestras casas a almorzar y hacer tareas antes de ver el nuevo episodio de Super Campeones. Terminaba y salíamos en nuestras bicis a juntarnos con los pelaus.
La cancha detrás de la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán era nuestro examen final cada semana. Era la cancha donde todos los vecinos querían jugar, pero los usuarios diarios eran los alumnos del Colegio Fiscal República del Uruguay. El profe de educación física nos invitaba a jugar de vez en cuando contra un equipo conformado por sus alumnos. Era lindo enseñarles cómo se juega de verdad en el barrio.
Esos recuerdos para mí, te marcan la importancia del compañerismo, la amistad, el trabajo en equipo y aprender a sudar la camiseta por el que suda la camiseta al lado tuyo.
Cualquier jugador profesional en la actualidad, en las vísperas de sus retiros como atletas, puede mirar atrás en su vida, y tener memorias similares. La mayoría tienen infancias duras en donde tienen que trabajar y estudiar para ayudar a sus familiares, y aún así dedicaban 4-5 horas al día a la pelota. Es que ahí es donde nace la pasión por la pelota. En tu casa, en la calle o la cancha de tu barrio, en tu colegio jugando cada recreo….
Te vas dando cuenta dentro de la cancha, que el ritmo de tus piernas y tus movimientos tienen su propia melodía única, entrelazada con el pentagrama natal. La música se va acoplando poco a poco en tu vida, hasta que te pones a cantar canciones en tu cabeza, buscando una motivación extra dentro de la cancha. Por qué creen que el cántico de una hinchada puede hacer que un equipo entero levante su espíritu y alcance la gloria?
Por qué creen que en el viejo continente admiran nuestras hinchadas, los ritmos y melodías de sus cánticos, e incluso hasta la manera de emocionarse en la tribuna?
Nos emocionamos siempre por la pelota, no porque es nuestro equipo el que juega. Juega nuestra música, nuestro barrio, nuestra cultura, nuestros recuerdos y nuestros legados que queremos dejar a nuestros hijos. TODO se juega!
¨que los jugadores jueguen en la cancha , como aliento yo….con el corazón….¨
Nosotros pensamos fútbol, sentimos fútbol, comemos fútbol y soñamos fútbol. Nuestra generación jugaba un promedio de 4 horas diarias de fútbol entre: el colegio, el entrenamiento del equipo y la peloteada en la calle con los del barrio. Ya no es lo mismo, ahora el fútbol es observado desde otro ángulo, en donde más importante es la cantidad de likes y seguidores que el jugador tiene en su Instagram, que los valores y formación como persona del mismo.
Vivimos en tiempos donde un jugador de 17 años marca dos goles en dos partidos seguidos, y lo tasan con un valor de 100 millones de dólares. El muchacho llega al Club Gigante y se quema en una temporada.
No digo que todo de la actualidad está mal, lo que digo es que necesitamos fortalecer los valores antiguos de los orígenes del amor por la pelota.
Más bien soy un enamorado en toda la metodología y especialización profesional del deporte y la manera en cómo evoluciona constantemente. La tecnología siendo un factor clave.
El trabajo moderno en el fútbol es más específico y más humano. Preparadores físicos, fisioterapeutas, psicólogos deportivos, entrenadores por posición, nutricionistas, estudios analíticos con chips, el VAR, etc.
Todo eso suma mucho al deporte. Lo que ahora tenemos que ver es cómo engrandecer ese sentimiento de pertenencia y amor por la pelota.
El Fútbol siempre va a ser el Rey de los Deportes y el más querido. Cada futbolero de corazón tiene una deuda moral con la pelota, de pasar la batuta a las futuras generaciones, para que dejen la piel en la cancha con honor, y no para que su objetivo de la vida sea ganar seguidores en TikTok.
Me quedo con las declaraciones que lanzó el goleador histórico alemán Miroslav Klose:
" Le di un basta al fútbol porque no me reconocía más. Hoy los jóvenes piensan en otra cosa. Cuando era niño, pensaba sólo en entrenar para poder hacerme alguien en el deporte que siempre amé. En la Lazio y en el Mannschaft, después de cada entrenamiento me metía en una bañera llena de hielo para evitar lesiones. Los jóvenes del equipo, por el contrario, se negaban de manera sistemática.
Cuando te veían recoger la bolsa con las bolas (en los entrenamientos), decían: " pero quién te hace hacer eso "? en ese momento, pensaba: " tienes 20 años y no puedes ayudar a un trabajador de 60 "? Se preocupaban si las botas coincidían con los calcetines. Vi estas cosas y decidí seguir solo. Es por eso que dije basta. El fútbol donde crecí terminó. Hoy hay otras cosas.
Ahora piensan en primer lugar en los autos, sobre lo que el patrocinador les da y en las botas con sus nombres. Sólo después de estas cosas viene el juego. La imagen ahora es más importante. Es por eso que dije basta, porque para mí lo único que importaba era el fútbol en su forma más pura ".
Hagámosle un favor a la humanidad, y enseñemos buenos valores, a través de la caprichosa.