Ya pasaron dos años y los hinchas del Barcelona no han olvidado la traición de Neymar… ni lo harán

Neymar Signs For PSG
Neymar Signs For PSG / Jean Catuffe/Getty Images
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“Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos, que vas echando de más lo que un día echaste de menos”, canta Estopa, grupo de Cornellà y culés reconocidos. Sin embargo, por mucho que en ese tema afirmen que ya no se acuerdan, lo cierto es que sí y que no lo pueden terminar de olvidar, aunque sea en invernaderos. Lo mismo que le ocurre a la pareja de hermanos, le pasa a muchos de los hinchas que acuden semanalmente al Camp Nou. Ellos no son capaces de dejar atrás el famoso ‘se queda’ de Neymar y Piqué, el continuará al 200% y todo lo que ocurrió después en la espanta del brasileño al París Saint-Germain.

Han pasado tres años desde que Neymar se dejó encandilar por la ciudad del amor y la fortuna de Qatar. El brasileño, sin avisar y jugando con las ilusiones de los que lo idolatraban, apareció un día en el Parque de los Príncipes, previo pago de 200 millones de euros. Desde entonces se ha ganado muchas enemistades en la Ciudad Condal. Un odio que, con el paso del tiempo, algunos han conseguido olvidar, pero no de la traición.

Neymar se marchó del Barcelona hace tres años
Neymar se marchó del Barcelona hace tres años / AFP Contributor/Getty Images

Josep Maria Bartomeu considera al atacante su hijo pródigo y sueña con hacerle regresar al redil y que vuelva a formar parte de Can Barça. No ocurre así en todos los rincones del estadio. Son muchos los aficiones que reconocen que el tiempo les ha hecho sanar las heridas, pero que no han cicatrizado ni lo harán nunca. La traición fue enorme. Se sintieron utilizados y menospreciados. Consideraron que el futbolista había faltado al respeto al escudo y a la camiseta y eso en el fútbol nunca se puede perdonar.

Los rumores siguen a la orden del día, pero a cada palabra acompaña una crítica. La relación se rompió hace tres años. Donde hubo fuego siempre quedarán cenizas, pero son muchos los que prefieren barrerlas que reavivarlas. El fuego del odio post-traición arde mucho más que el de la samba y las lambrettas.