Ya basta de excusas, la culpa es del Barcelona

RC Celta de Vigo v FC Barcelona  - La Liga
RC Celta de Vigo v FC Barcelona - La Liga / Quality Sport Images/Getty Images
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El Barcelona no ha regresado bien a la temporada. Los culés han empatado dos de los cinco partidos que han disputado, contra el Sevilla igualaron a cero y, ayer, ante el Celta de Vigo, empataron a dos en un partido que, de no ser por el error final de Nolito, podrían haber perdido. Los puntos no son el único problema, el Barcelona no manda sobre el campo y merece tener menos de los 11 puntos que ha cosechado en estas jornadas. Muchos han buscado excusas en los árbitros, bien por jugadas perjudiciales o bien por ayudas al Real Madrid, otros en el césped y otros en el ojo de Sauron o los illuminati. Ya está bien, los hinchas de la Ciudad Condal deben asumir la realidad, el Barcelona no rinde, los jugadores no marcan diferencias y Setién no encaja en el Camp Nou.

Muchos esperaban con ansias la vuelta del fútbol. Pese a que no pudieran acceder a las gradas, volver a ver rodar el balón ya era un paso y estaban dispuestos a ver cada día, cada minuto de todos los partidos de LaLiga. El Barcelona de Quique Setién ha podido con ellos. Los culés están muy lejos del cruyffismo, el guardiolato o el fútbol total. Practican un juego soporífero de toque entre centrales y laterales en el que solo alguna maravilla de Lionel Messi puede captar la atención del futbolero y cambiar el rumbo del partido. Ese y no otro es el verdadero problema del Barcelona.

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TOPSHOT-FBL-ESP-LIGA-SEVILLA-BARCELONA / CRISTINA QUICLER/Getty Images

Los culés no mandan sobre el césped, no generan peligro, son lentos en la transición de balón, no coordinan los pases, no encuentran huecos en la defensa, no mueven el balón con rapidez, no se atreven…. No, no y no. La negatividad en torno al fútbol de los blaugranas es lógica, desmotiva a hinchas y rompe la relación entre Quique Setién, un entrenador en el que nunca creyeron, y el vestuario. Y sí, también les hace perder puntos. La filosofía de un equipo jamás puede consistir en aburrir tanto al rival hasta que se duerman y confiar en una maravilla estratosférica de un futbolista o un golpe de suerte en una jugada random; la del Barcelona todavía menos.

Así que, por favor, basta de buscar excusas y fantasmas. Hay que asumir la realidad y reconocer que Messi tenía razón cuando dijo que con este fútbol jamás se podría conseguir la Champions League. No solo tenía razón, sino que es el peor todavía, tampoco podrá conquistarse LaLiga.