Y ahora, ¿quién le quita al Atlético el derecho a soñar?
El Atlético de Madrid es un equipo desesperante. Es algo que se escapa de cualquier explicación lógica que se le quiera dar. No hay un motivo aparente para actuar como lo hacen. "No lo puedes entender", canta su afición... pues seguramente sea verdad, porque supera los límites de todas las ciencias y filosofías de este planeta. Antes del parón estaban en posiciones de Europa League y con la Champions del año que viene como un objetivo muy difícil. Ayer acabó LaLiga y ocuparon la tercera plaza con su clasificación para ese torneo ya sellada hace una semana. ¿Qué han hecho en el confinamiento? ¿de verdad era necesario pasarlo así los meses anteriores? y ahora la Champions...
16 partidos sin perder sumaron ayer los del Cholo. Desde la vuelta del fútbol han visto puerta en todos los que han disputado. Una mejora en las prestaciones de todos que hacen pensar al aficionado rojiblanco, ¿por qué no? ¿por qué no soñar en Lisboa?, claro, es que no hay motivo para no hacerlo. Igual que no lo había para no jugar así mucho antes. Lo de que son desesperantes, que agotan, que hacen sufrir... pero son el Atleti, si no fuese así no serían lo que son. Su gente, su atmósfera, son algo que los demás no, y nunca serán. Oblak, lo para todo, Savic está rejuvenecido, Lodi ha encontrado su mejor versión, Koke sigue dominando el centro del campo y hasta marca, Marcos Llorente quizás sea una mezcla del mejor Messi con el máximo nivel de Cristiano, el nivel de Carrasco es superlativo... solo falta que Costa y Morata se enchufen y tienen el derecho a soñar con todo. Cuando este equipo está envuelto en una dinámica positiva suele serle muy difícil salir de ella, igual ocurre al contrario... pero nada lleva a pensar que eso vaya a ocurrir. Tras el parón del confinamiento volvieron mejor que nunca y mejoraron sus prestaciones en Liga, tras el parón previo a la Champions puede ser igual o mejor.
Es un equipo que ha encontrado al fórmula. Ayer jugó con el freno de mano echado y en los minutos que quiso jugar, se puso por delante. Son días para pensar en lo que se les viene. En la ciudad donde los segundos valen títulos, en el estadio donde hincaron rodilla contra el eterno rival, quieren revancha. Llegan lanzados. La afición se vuelve a ilusionar en una temporada donde parecía que no iba a haber nada, qué desesperación... ¡a Lisboa!