Si la postura del francés no cambia de inmediato, Xavi no debería volver a contar con Ousmane Dembélé

Xavi Hernandez
Xavi Hernandez / Juan Manuel Serrano Arce/GettyImages
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Muchos aficionados del Barça se preguntan qué pasará con Ousmane Dembélé. El futbolista francés ya ha dejado más que claro que su intención es no renovar, y tanto él como su agente están demostrando una actitud que no encaja demasiado con los valores del Barcelona.

Por lo pronto Xavi Hernández decidió apartarle de la convocatoria para el encuentro copero en Bilbao. Pero… ¿Qué debería hacer el Barcelona, contar con él aún sabiendo que no va a renovar o dejarle toda la temporada en la grada?

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Xavi Hernández / LLUIS GENE/GettyImages

El Barça ha subsistido lo largo del tiempo por ser un club muy pasional, viajando a través de diversas competiciones bajo el lema de Johann Cruyff que decía que aquel que no estaba seguro de jugar en el Barça no valía para este equipo. No todos los jugadores tienen la pasta que hay que tener para defender este escudo, y así se ha demostrado a lo largo de los años, cuando llegaron a la ciudad condal jugadores extraordinarios que jamás pudieron adaptarse al club.

Xavi es un culé de los pies a la cabeza y la decisión que tome será la correcta. Seguramente deportivamente hablando sería conveniente tener a Dembélé en el banquillo el resto de la temporada, pero si nos ceñimos a orgullo y principios, contar con un jugador que ha estado claramente más de cuatro años riéndose del escudo y la bandera, cobrando una cantidad de dinero desorbitada y perdiéndose la mitad de los partidos por lesión, sería una osadía.

Ousmane Dembele
Ousmane Dembele / Fran Santiago/GettyImages

Es evidente que es un jugador diferencial capaz de ganar un partido por medio de una genialidad, pero volvemos a lo mismo, por mucho que sepamos qué es esa clase de jugador y que cuenta con dichos registros, en los cuatro años y medio que lleva en Barcelona no lo ha demostrado en ningún momento.

A estas alturas no volver a contar con sus servicios es lo más adecuado para un Barcelona en pleno proceso de reestructuración, que comienza a ver brotes verdes que animan a mantener intacta la esperanza de una afición necesitada de alegrías.