Ángel Reyna le faltó el respeto al América, no tiene derecho a pedir su retiro ni llamarse aficionado

Refugio Ruiz/Getty Images
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Las valores son invaluables e innegociables, constituyen la integridad de cada ser humano y se podría decir que son los que dictan el verdadero valor de cada persona. Las acciones de Ángel Reyna en el pasado son la antítesis de todo lo anterior, pues quebrantó líneas sagradas para cualquier aficionado al fútbol y demostró ser una persona sin escrúpulos.

En el 2011 rompió con el Club América acuchillando por la espalda al entrenador, al capitán, al escudo y al equipo en general. No supo ser un futbolista disciplinado y mucho menos respetuoso, por lo que intentó convertirse en el nuevo enemigo azulcrema.

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Salió del club como 'pleititos' Reyna y lo primero que hizo en su regreso al azteca fue festejar un gol en contra de las Águilas como Cuauhtémoc Blanco, el máximo ídolo en la historia de las Águilas y en el mismísimo Estadio Azteca, el recinto donde nunca pudo triunfar, pero de donde salió como si hubiera sido el máximo referente del equipo.

Aunque su nombre pintaba para convertirse en el más reciente orgullo formado en Coapa, su pésima actitud y falta de madurez le ocasionó ser vetado del equipo. Tuvo la oportunidad de demostrar que su calidad estaba por encima de cualquier institución, pero su indisciplina le volvió a cobrar factura en el Monterrey y desde entonces empezó a vagar como el futbolista que lo pudo ser todo y se convirtió en nada.

En el 2014, dentro del corazón de muchos americanistas, Ángel Reyna todavía guardaba cierto cariño, pues fue de los pocos que pudieron responder por el equipo en la época más complicada en la historia del club, pero por si todo lo anterior fuera poco, Reyna firmó su sentencia como el futbolista bastardo y espurio del Club América: firmó con las Chivas de Guadalajara.

En un acto que tenía más tintes para fastidiar a las Águilas que por el progreso en su carrera, Reyna consiguió que su nombre quedara manchado de por vida, pues con su fichaje rompió la principal regla para un americanista de verdad, como acaba de referirse a sí mismo en la última entrevista pública.

Reyna ha salido a declarar que tiene la ilusión de retirarse en el América, el club que lo formó y que le dio los mejores momentos de su carrera, pero parece que ha olvidado todo lo que hizo en contra de ese mismo equipo al que ahora le proclama amor absoluto. Las acciones que realizó en el pasado ahora las excusa bajo el nombre de profesionalismo, pero esto solo hace que su imagen quede todavía más manchada.

Por primera vez en su carrera profesional, Reyna debería mantener su palabra y dejar de hundirse a sí mismo. Que se haga responsable de los actos que realizó años atrás y que, si en verdad quiere al club, comience pidiendo perdón, porque si el América no le dio la oportunidad de retirarse a verdadero ídolos que dejaron trofeos en las vitrinas, mucho menos lo va a hacer con alguien que le faltó el respeto al club.


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