Messi, víctima de una relación tóxica en la que ya no hay amor y sólo vive de recuerdos

De Lionel Messi no ha quedado nada: su liderazgo, su historia y su mística 'blaugrana' han desaparecido.
De Lionel Messi no ha quedado nada: su liderazgo, su historia y su mística 'blaugrana' han desaparecido. / MANU FERNANDEZ/Getty Images
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De Lionel Messi no ha quedado nada: su liderazgo, su historia y su mística 'blaugrana' han desaparecido. Continúa en la institución, pero Bartomeu y compañía se han empeñado en desgastar a alguien que cumplirá su contrato por obligación y no por gusto.

Dicen que para ser futbolista hay que tener ese fuego interno que tienen sólo los que lo entienden. Lógicamente yo no soy futbolista y es por eso que estoy detrás de esta nota, redactando para que ustedes lean las líneas que le dediqué a esta reflexión sobre Lionel Messi. Sin embargo, no es difícil deducir que de las palabras del argentino sólo se desprendió tristeza y desazón.

Fue sencillo captar que, más allá de ese fuego interno, hay un vacío y no hay ganas de seguir. Más allá de todo, el futbolista hace de este deporte un trabajo y allí es donde puedo comprender a Lionel. No tiene ganas de seguir allí, está a desgano. Bajo protesta, si quieren llamarlo así. Es un trabajador (o laburante, como le decimos los argentinos) que está en esa institución porque no le queda otra y porque no tiene ánimos para realizarle juicio a esa institución que lo vio nacer.

Pero esa institución no es la misma. No la manejan los mismos dirigentes. Ahora es Bartomeu el que está a la cabeza y quien se encargó de hacer trizas el alma de un ídolo 'blaugrana'. ¿Su cuerpo y su talento siguen en Barcelona? Sí. Pero, me dicen mis amigos que sí tuvieron la suerte de jugar oficialmente, su accionar dentro de la cancha no será el mismo. O, al menos, si algo de su magia vuelve a aparecer será pura y exclusivamente gracias a ese amor que le tomó a Barcelona por todo lo que le dio. Por todo lo que fue.

Claro está que el elenco 'culé' no es el mismo que antes, no lo dirigen las mismas personas y no existe esa alegría y amor por el fútbol que despertaba en los fanáticos. Ni siquiera Messi siente eso. Es una relación tóxica en la que una de las dos partes ya no tiene ánimos de seguir y la otra lo extorsiona y obliga a quedarse. Eso nunca termina bien. El amor entre ambos quedará manchado por culpa de los de afuera. En este caso, Bartomeu es quien mira de reojo y Lionel junto con el corazón de Barcelona los únicos perjudicados.