Messi es el Barcelona
La sociedad se ha creado en torno a deidades. Algunas han sido tratadas como religión y seguidas por millones de personas en todo el planeta. Otras han sido generadas por la sociedad de consumo, sobre todo en el nuevo mundo y en la corriente de pensamiento único. Después, aparecen los equipos de fútbol. Los clubes se han convertido en algo similar a una religión, el estadio a un templo y los hinchas en beatos. Se puede dar un paso más, y es que algunos futbolistas han conseguido el papel de ser el propio dios. En el Barcelona es Lionel Messi.
Los inicios del siglo XXI han sido la época dorada del barcelonismo. Todo comenzó con Rijkaard y Ronaldinho. Mientras la pareja entrenador-jugador conseguía alabanzas, un niño con melenita hacía su aparición y se anunciaba como el futuro del club. Después llegó Guardiola, el fútbol total, el mejor equipo de la historia y el reinado de Lionel Messi. El argentino, como si de un faraón egipcio se tratara, consiguió dar un paso más y pasar su figura de rey o estrella a dios. El santo y seña de los blaugranas.
Luis Enrique ganó el triplete y Josep Maria Bartomeu mandó desde el palco. El equipo, poco a poco, fue destruyéndose, todos veían los cimientos caer, pero no pasaba nada, estaba Messi. El hincha culé, por momentos, dejó de identificarse con los colores para hacerlo con Leo o, tal vez, tan solo vio a Leo representar los valores de su escudo.
Así llegamos hasta el día de hoy. La messidependencia no solo es una palabra periodística para alimentar la falta de alternativas culé, sino que es una realidad. La dependencia se ha creado en el césped y en el pensamiento global de su hinchada. El juego y las victorias del Barcelona han estado tan determinadas a Messi que nadie puede entender ir al Camp Nou y no disfrutar de su zurda.
Sin embargo esto se ha acabado. La goleada del Bayern y el adiós a Luis Suárez han terminado con la relación entre Messi y los barcelonistas. El ídolo con pies de oro se ha vuelto de barro y quiere abandonar a los suyos. Fueron muchos los que crearon un vínculo emocional con el futbolista y hoy lloran por la Ciudad Condal. “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, un susurro que se escucha a lo largo de todo balcón con reseña barcelonista. Deberán volver a creer en el Barcelona por encima de todas las cosas, sí, incluso de Messi.