Matthias Sindelaar, el futbolista austríaco que desafió al nazismo

Matthias Sindelar se negó a jugar para el Tercer Reich
Matthias Sindelar se negó a jugar para el Tercer Reich / Imagno/Getty Images
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Tuvo que ser en Viena, en las calles de la capital de la música, donde El Mozart del fútbol comenzó a dar sus primeras patadas a un balón. El 10 de febrero de 1903 nació Matthias Sindelar, el mejor futbolista austriaco de todos los tiempos, un chico que se convirtió en el líder de la mejor selección austriaca que hemos visto, el el Wunderteam (el equipo maravilloso), un joven que estaba destinado a revolucionar el fútbol del momento y a quien sólo el nazismo pudo frenar.

Matthias Sindelar empezó a darse conocer en los campos regionales y con 15 años llegó al Austria Viena, equipo con el que ganó varios trofeos y llamó la atención del entonces seleccionador nacional, Hugo Meisl. Con 23 años, en 1926, el talentoso futbolista jugó su primer partido con la selección de Austria convirtiéndose en la pieza perfecta que le faltaba a esta selección.

Sindelar comenzó a ganarse la fama mundial no sólo por sus goles, sino por su indiscutible talento cuando tenía el balón en los pies y su habilidad para desembarazarse de los rivales. A su alrededor se orquestó un gran equipo de fútbol temido por toda Europa y que alcanzó las semifinales del Mundial en 1934 donde fue derrotada por la anfitriona y a la postre campeona del torneo, Italia.

El mundo del fútbol le debía un campeonato a ese equipo de ensueño pero no tuvo más oportunidades de alcanzar la gloria. En 1938 la Alemania nazi se anexionó Austria, convirtiéndose en parte del Tercer Reich, y por tanto la selección austriaca, lo que supuso el fin del Wunderteam.

El 3 de abril de 1938 se celebró en el estadio Prater de Viena un encuentro honorífico entre los equipos nacionales de Autria y Alemania como despedida del primero como selección independiente. Adolf Hitler acudió a ver el encuentro en directo y las autoridades alemanas habían dado orden al equipo austriaco de dejarse perder en su último partido.

A pesar de la superioridad de Austria, el encuentro acabó sin goles en la primera mitad, pero Sindelar se cansó de errar los tiros a portería de forma deliberada y en el segundo tiempo algo hizo click y la selección austriaca acabó ganando el partido 2-0 con un gol del delantero.

Cuentan que Sindelar no saludó ni a Hitler ni a la comitiva que le acompañaba, y en su lugar hizo una danza en tono burlón desafiando a las autoridades, algo que no les sentó nada bien y que no le perdonaron. El seleccionador alemán,  Sepp Herberger, convocó a Sindelar para jugar con el nuevo equipo pero este renunció a jugar para la selección del Tercer Reich en la Copa Mundial de Francia.

Ese 3 de abril de 1938 fue la disolución de aquella maravillosa selección austriaca. Los clubes y jugadores judíos fueron prohibidos y arrestados. En el mes de diciembre vimos a Sindelar jugar un encuentro no oficial de la selección de Austria en Berlín. Pero lo que nadie se imaginaba era lo que aún estaba por llegar y que esa sería la última vez el que El Mozart del Fútbol se vestía de corto.

El 23 de enero de 1939, Sindelar fue encontrado en su cama sin vida, junto a su novia de origen judío que fallecería un día después. La muerte fue catalogada por accidental por intoxicación por monóxido de carbono, pero nunca se supo si detrás hubo algo más: un asesinato por parte de la Gestapo o un suicidio por las presiones y amenazas que recibió para defender la camiseta del Tercer Reich.

Matthias Sindelar tuvo un funeral público. El país entero lloró su muerte y más de 15.000 personas acudieron a despedirse de un hombre que lo tenía todo para revolucionar el mundo del fútbol y que hizo soñar a una nación entera.


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