Los números y los rendimientos lo avalan: ya es insostenible que Wanchope Ábila no sea el "9" titular de Boca
Por la quinta y última fecha de la Copa Diego Maradona, Argentinos Juniors y Boca Juniors igualaron 2 a 2 y el "Xeneize" se clasificó a la final del certamen ya que River Plate, que tenía la misma cantidad de unidades que su clásico rival, cayó ante Independiente en la cancha de Banfield.
Una de las grandes figuras que tuvo el equipo azul y oro fue Ramón "Wanchope" Ábila, centrodelantero que primero falló un penal trastabillándose y luego se redimió con una excelsa definición ante la salida del arquero del "Bicho", Lucas Chaves.
El cordobés de 31 años sigue demostrando, partido a partido, que él debe ser el "9" titular del equipo de Miguel Ángel Russo, por peso específico en el área rival, por realizar con criterio lo fundamental que debe tener un futbolista en su posición: convertir goles, ni más ni menos.
Si vamos al rendimiento, en el único ítem que Franco Soldano, el delantero centro hoy titular que plantea el DT, supera a Ábila es en la primera presión al rival, en el desgaste físico que realiza para obligar a los defensores rivales a rechazar largo para recuperar la pelota.
Pero, volviendo al planteo inicial, en el aspecto fundamental y determinante que tiene la posición la realidad es indiscutible: Ábila lo pasa por arriba a Soldano. El ex Huracán lleva seis goles en este campeonato, y suma 36 gritos más 12 asistencias en los 81 partidos disputados en el elenco de la Ribera, de los cuales en apenas 46 comenzó como titular, lo que agranda aún más sus registros.
¿Reaccionará rápido Russo o seguirá insistiendo con el ex Unión? A esta altura, la palabra para utilizar ante las titularidades de Soldano y las suplencias de Ábila es INSOSTENIBLE, ya que no se justifica para nada que "Wanchope" tenga que iniciar los encuentros, sobre todo los de Copa Libertadores, desde afuera.
El hincha de Boca lo pide a gritos para que vaya desde el arranque ante Santos, por la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores de América (la ida, recordemos, terminó 0 a 0). Él también lo pide a gritos, justamente. Y como dice la canción de Bersuit Vergarabat, ahí viene Ramón, la alegría de mi alma...