Lo más destacado de la entrevista de Messi para Olé: su infancia, la importancia de la familia, la selección y más
Por Quim Ferré
El futbolista argentino atendió el medio deportivo de su país natal con la celebración del 25º aniversario de la creación del mismo, que puso a la venta su primer ejemplar el 23 de mayo de 1996. En una entrevista que supera los 45' trata muchos temas como sus recuerdos de infancia, problemas de crecimiento, la llegada a Barcelona o aspectos de su vida, pero no habla de su futuro.
Habló de la temporada actual, ya terminada para él al no haber viajado a Eibar con sus compañeros con permiso del club, donde la consecución del trofeo copero fue muy especial para él:
"La Copa del Rey fue especial por el momento en el que estábamos. Venimos de no pasarlo bien. Es un vestuario muy joven con gente nueva, significó un punto de inflexión. Me gusta ganar títulos. Cuantos más, mejor. Fue un momento lindo".
Ya se encuentra con la mente en la Copa América de este verano, que tendrá lugar en Argentina del 13 de junio al 10 de julio:
"Todos tenemos muchas ganas e ilusión. Hace mucho que no nos juntamos (el último partido fue el 18 de noviembre de 2020, clasificatorio del Grupo A para Mundial 2022 contra Perú). Es una Copa especial y diferente, también porque no habrá público. Tengo muchísimas ganas de estar otra vez".
Lionel Messi lleva muchos años jugando al máximo nivel en el fútbol, pero también admite que lo ve como un espectador en ocasiones:
"Me gusta mirar diferentes ligas, más como aficionado que como estudioso. También me gusta estudiar a los rivales".
En el viaje a sus orígenes, los recuerdos de infancia fueron un tema interesante por el hecho de saber cómo empezó a forjarse el futbolista que es a día de hoy:
"Con cuatro o cinco años ya andaba con la pelota. Me acuerdo de mis primeros partidos en Grandoli. Siempre jugaba con mis primos y hermanos más mayores. Estaba todo el día jugando en la calle".
"Un día faltaba uno con los mayores y mi abuela le insistió al entrenador al que conocía de toda la vida. Entré, hice un par de cosas y el técnico le dijo que me comprase unas botas para empezar a entrenar la semana siguiente. Así empezó todo".
"Me acuerdo de jugar con mis amigos y con los mayores, aunque a veces no me dejaban jugar porque era muy pequeño".
Pese a que se marchó de su país natal muy joven para aterrizar en la Ciudad Condal, reconoció que nunca sintió del todo que se hubiese marchado:
"Me fui muy pequeño, pero no terminé de irme. Todo lo que me pasaba estaba relacionado con ahí".
"Me encanta ir a Rosario y estar con mi gente, reencontrarme con amigos y familiares, tal vez por no haber disfrutado del país siendo más pequeño. Antonela tiene todos sus familiares en Argentina".
En sus primeros años sufrió una rotura de pómulo y, como anécdota, relató que en un partido le tuvieron que cambiar porque quería jugar sin la máscara puesta:
"Estaba en cadetes y me pegaron un codazo contra el Espanyol fracturándome el pómulo. Jugábamos al siguiente fin de semana la Copa Catalunya y tuve que jugar con máscara. Me quedaba grande, era imposible jugar. Me la quité, hice dos goles y me cambiaron. Mi padre estaba gritando que no jugase sin máscara. Quería jugar, no era consciente del peligro".
Un aspecto del futbolista argentino en su adolescencia es que tuvo que tomar hormonas de crecimiento porque no se estaba desarrollando físicamente como era debido. Sobre ello también habló:
"No fue por el fútbol, era un bien que me iba a servir para toda la vida. Soy muy responsable y cuando tengo que hacer algo, intento llevarlo al máximo".
"Thiago sabe lo del tratamiento, pero nunca pensé que ni él ni mis hijos tengan que hacerlo. Me cuesta verlo como padre".
Otro tema interesante fue su llegada a Barcelona y lo que significaba visitar a sus amigos y familiares una o dos veces al año:
"Fue una decisión difícil pero rápida. No entendía lo que significaba irme de mi país y fue duro al principio. No pude jugar por un tema de papeles y luego me lesioné. Estuve casi un año sin poder competir. Avancé rápido y escalé jugando con los mayores".
"Me iba llorando. No me quería quedar pero al mismo tiempo sí. Quería volver a Barcelona pero me costaba dejar todo lo que dejaba en Rosario, que no volvería en seis meses. He perdido amistades por lo difícil que era comunicarse. Dejé de hablar con mucha gente por eso".
Respecto a los amigos que tenía en su infancia, relató haber perdido contacto con muchos de ellos pero haberlo retomado con otros, del mismo modo que conserva todavía algunas personas de su infancia:
"Tengo amigos del barrio con los que mantengo relación, algunos relacionados con el fútbol y otros no. Con otros retomé el contacto después de muchos años, es lindo reencontrarte. Mi infancia fue espectacular, una época en la que vivíamos de otra manera. Disfruté mucho".
"Hablamos de la vida, también de fútbol. No me gusta lo que pasa, hay mucha pobreza. La vi de cerca, no siempre estuve en la posición que estoy hoy. Sufro por lo que veo en Argentina, pero es difícil opinar desde mi posición. A mí no me faltó nada porque mi padre trabajó todo el día para que no nos faltase, hacía horas extras, pero he visto amigos que no tenían luz ni agua".
La familia que ha formado junto a Antonella Roccuzzo, con quien tiene tres hijos (Thiago, Mateo y Ciro), y las rutinas que tienen también fueron tema de conversación:
"Tengo la suerte de estar prácticamente todo el día con mis hijos, de poder llevarlos al colegio, al fútbol o a otras actividades. Me encanta poder despertarlos y llevarlos al colegio, hacerlos dormir, estar en el día a día".
"Salimos poco, más por el día a día con los niños que por quién soy. Te adaptas a la rutina de tus hijos. Los vamos a buscar, comemos y dormimos, nosotros caemos también. Me encantan las rutinas con ellos, todo lo que hacemos".
"A Thiago no le gusta que lo reconozcan, es tímido y lo pasa mal. A Mateo le da igual que lo reconozcan. Tengo un grupo de padres espectaculares, es normal vernos y juntarnos".
También mencionó no ser un gran estudiante, su relación con la cocina, el hecho de ser un referente en su país, las camisetas que le faltan o la ausencia de pasiones más allá del fútbol, entre otros temas. De lo que no hablaron es de su futuro, el cual terminaría en el club azulgrana en cuestión de poco más de cinco semanas si no se anuncia antes la renovación del contrato.