La última joyita de San Lorenzo se va a Suiza: ¿por qué los futuros cracks se van de Argentina tan temprano?

Argentina Training Session  - Matías Palacios junto a su ídolo Lionel Messi.
Argentina Training Session - Matías Palacios junto a su ídolo Lionel Messi. / Gustavo Pagano/Getty Images
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Todo aquel fanático del fútbol que haya observado a las selecciones juveniles de Argentina sabe que Matías Palacios, enganche de 18 años de San Lorenzo de Almagro, estaba catalogado de manera correcta como uno de los mejores proyectos del fútbol doméstico.

Campeón de los sudamericanos Sub 15 y Sub 17 siendo figura en ambos torneos, en 2018, con apenas 16 años, fue citado por Lionel Scaloni para el torneo de L’Alcudia, en España, que disputan habitualmente los jugadores Sub 20, mostrando estar a la altura de futbolistas mayores a los de su edad.

Sin embargo, el club "Azulgrana" decidió tomar una decisión polémica y quizás apresurada, pero que lamentablemente se viene dando muy seguido en los últimos tiempos del devaluado fútbol argentino: aceptó la oferta del Basel de Suiza, club que se lo lleva a préstamo pero con una obligación de compra luego de un año de 6.300.000 dólares por el 50% de su pase.

¿Qué tanto puede mostrarse a los ojos de los principales clubes europeos el chico jugando en Suiza, puesto que apenas tiene 18 años, con todo lo que implica llegar a un nuevo destino, realizar una adaptación en todos los aspectos y luego poder ganarse un puesto en el equipo?

¿No sería más idóneo dejarlo en el conjunto de Boedo, entregarle minutos de manera paulatina -hasta ahora había disputado apenas un partido desde el inicio, siete encuentros totales- y que se desarrolle de manera natural, como hicieron tantos futbolistas que luego triunfaron en Europa?

Basta con ir al antecedente más cercano, que curiosamente también involucra a San Lorenzo, donde el experimento hasta ahora ha salido mal: el caso Adolfo Gaich, quien luego de varios partidos interesantes en la Primera del "Ciclón", en julio de 2020 fue transferido al CSKA de Moscú a cambio de 12 millones de dólares por el 80% de la ficha, sin lograr continuidad, y ahora se marchó cedido al Benevento de Italia buscando minutos.

Lógicamente en San Lorenzo te dirán que necesitan el dinero y que todas son grandes oportunidades para seguir enriqueciendo las arcas del club, pero la realidad es que profundamente saben que podrían sacarle mucho más jugo a futuro si supieran mantenerlos, esperar que lleguen a su punto de madurez mental y futbolística, para luego sí poder decirles adiós con un pase mucho más importante tanto desde lo económico como desde lo deportivo. Los representantes hacen lo propio, para quedarse con su porcentaje de la transferencia.

De esta manera el fútbol argentino se devalúa cada vez más, porque las promesas se marchan sin rodaje, en Europa se aprovechan de la crisis económica y se los llevan por menos cantidad de dinero de lo que realmente valen, y la mayoría termina fracasando, o sin cumplir las expectativas que su fútbol prometía.

Dicho por exjugadores como Sebastián Domínguez y Martín Demichelis, por citar algunos ejemplos, el punto de madurez suele llegar mucho más allá de los jóvenes 18-19 años, salvo lógicas excepciones; hay veces que los futbolistas no saben dónde están parados, o cómo manejar ciertas situaciones, que terminan atentando contra el futuro promisorio que tenían antes de tomar una decisión apresurada. Ojalá no sea el caso del chico Matías Palacios, diamante en bruto de nuestro fútbol, pero tiene toda la pinta...