La Real Sociedad, campeona de Copa: el derbi del maleficio, la traición, el penalti y el VAR

Athletic de Bilbao v Real Sociedad - Spanish Copa del Rey
Athletic de Bilbao v Real Sociedad - Spanish Copa del Rey / Soccrates Images/Getty Images
facebooktwitterreddit

Sábado 3 de abril de 2021. Sábado de Gloria en Semana Santa, de derbi en Euskadi: solo un equipo podría alcanzar la gloria. Atheltic Club y Real Sociedad se enfrentaban en una final de Copa del Rey atípica: la competición se disputó la temporada pasada y se jugaba con el estadio vacío. A las 21:30 se pararon todos los relojes, ningún vasco se movió del televisor. Comenzó la Copa del Rey. El título que terminó ganando la Real Sociedad con superstición, lluvia torrencial, polémica, revisiones y un señalado: Íñigo Martínez, el jugador que dejó a los txuri-urdines por el Athletic, el central señalado en Donosti y al que nunca le han perdonado su adiós.

La primera acción que determinó la final ocurrió antes de que comenzara la final. No tuvo nada que ver con las aficiones, aunque estas, sobre todo en Bilbao, se saltaron las restricciones sanitarias. El primer movimiento que decantó la balanza sucedió a la salida de vestuarios. Iker Muniain, capitán de los leones, se saltó todas las supersticiones habidas y por haber y tocó el trofeo. La imagen continuará dando vueltas en la cabeza de todos los athleticzales. El maleficio se posó sobre San Mamés. El resto de jugadores, tanto de uno como otro equipo, ni tan siquiera miraron el trofeo.

El siguiente acto sucedió con el pitido inicial. Munian había convocado a la magia y a las figuras místicas tan propias de la cultura euskalduna. Los dioses de la mitología vasca clamaron por la superstición y bendijeron el partido con una tromba de agua espectacular. Ortzi desató su cólera y regó el terreno de juego durante 15 minutos. Lo más destacado de la primera mitad junto a Íñigo Martínez, que estuvo cerca de adelantar a los suyos con un disparo desde fuera del área.

FBL-ESP-CUP-ATHLETIC-REAL SOCIEDAD
Diluvió al inicio de la final de la Copa del Rey / CRISTINA QUICLER/Getty Images

Íñigo Martínez se formó en la cantera de la Real Sociedad. Canterano y héroe txuri-urdin, en 2014, tras firmar su nuevo contrato con una cláusula de 32 millones, declaró: “Nunca me iría al otro bando, al Athletic”. Y añadió que no creía “que vengan a darle 30 millones al enemigo”. Dicho y hecho. Tres años y medio después, el Athletic acudió a Anoeta con el montante e Íñigo Martínez hizo las maletas. Desde entonces, ha sido tildado de traidor y pesetero en Donosti. El destino le tenía guardada su final más amarga.

Inigo Martinez
Íñigo Martínez fue el protagonista del partido / Fran Santiago/Getty Images

La primera acción llegó al inicio de la segunda mitad. Oyarzábal centro desde el lateral del área e Íñigo Martínez despejó con el brazo de apoyo. El árbitro señaló falta, pero las repeticiones dejaron muchas dudas. Muchos minutos de revisión en el VAR, una repetición en la que se aprecia que el balón bota dentro del área y la duda en el aire. Ante la duda, prevaleció la decisión arbitral. Falta. La Real lanzó… sin peligro.

Apenas pasó un cuarto de hora cuando Mikel Merino filtró un balón al área. Portu iba a rematar solo contra el portero, pero Íñigo Martínez, el jugador que cambió de bando, le derribó. El árbitro señaló penalti y expulsión. El penalti fue claro, la expulsión no tanto. La sala VOR advirtió a Estrada Fernández que fue a revisarlo. Íñigo disputa el balón, por lo que no es expulsión. Así se revisó. Roja anulada, tarjeta amarilla. Acierto arbitral. Íñigo Martínez volvió al césped y Oyarzabal marcó el penalti. Primer y único gol del partido. Por primera vez en toda la historia, según los datos de MisterChip, una final de Copa se decide por un único tanto de penalti.

El Atheltic, tras ser golpeado por el penalti y la polémica, entró en shock y apenas puso en aprietos a la Real Sociedad. Los grupos de WhatsApp echaban humo por la polémica mientras el reloj avanzaba. Así se llegó al final del partido. Una final muy digna de los dos equipos. Un partido espectacular.

El último momento, el más emocionante, llegó tras el pitido. Illarramendi, lesionado, no pudo participar en la final. Oyarzabal lució el brazalete del capitán. El 10 se lo quitó tras el pitido final y se lo entregó a su compañero. Illarramendi, cojo, subió acompañado de un trabajador del club a recoger el título de Copa del Rey. La final de los vascos. Una noche mágica. La Copa. El sábado de la gloria de la Real Sociedad.