La paternidad de América sobre Cruz Azul no ha terminado

Son cuatro partidos consecutivos sin que el América logre derrotar a Cruz Azul. 360 minutos en los que la Máquina ha anotado siete goles a la portería azulcrema y con una humillación incluida; sin embargo, ¿esto es suficiente para decir que ha terminado una paternidad?

Queda claro que es muy poco como para decir que ha comenzado la buena era de Cruz Azul sobre las Águilas, en especial porque de esos cuatro juegos sin perder, el primero fue para consumar otra eliminación en liguilla a manos de los de Coapa.

La paternidad del América sobre Cruz Azul no ha terminado, principalmente porque una paternidad no es dejar de ganar unos cuantos juegos consecutivos, sino hacerlo de manera reiterativa en los partidos importantes, esos que quedan en los libros de historia, y ahí las Águilas se llevan de calle a los cementeros desde hace mucho tiempo.

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No bastó la final del 89' ni la trágica final del 2013 para dejar en claro que América domina cuando los partidos cuentan. Tuvo que llegar el 2018 para confirmar, una vez más, que en finales Cruz Azul se vuelve diminuto ante el amarillo y ese es un peso que tendrán que cargar hasta que demuestren lo contrario.

Cruz Azul ha ganado con mucho mérito tres de los últimos cuatro juegos y es digno de reconocer, pero de la mente de sus aficionados no pueden borrar las noches más trágicas de su historia con el monstruo azulcrema de fondo. Si eso no es una verdadera paternidad, entonces nada lo es.

Se dice comúnmente que es ojo por ojo y diente por diente. Eso es lo que necesita Cruz Azul para quitarse la paternidad del Club América, derrotarlos una vez más, como pasó hace casi 50 años, en la gran final del fútbol mexicano. De otra forma, los partidos de temporada regular solo servirán como consolación.

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