La directiva del América tiene que hacer algo; las actitudes de Roger Martínez no pueden continuar
Por Carlos Alberto Pérez García
Cuando Roger Martínez llegó al Club América en julio de 2018, la expectativa de la afición no era exacerbada. No se esperaba un nuevo 'Chucho' Benítez o Salvador Cabañas, pero por lo menos sí un jugador que dejará todo el sudor sobre la cancha para resurgir una carrera que en ese entonces se encontraba en picada.
Más de dos años después, Roger continúa a la baja y está dejando en México una terrible imagen como profesional. Caprichos y exigencias del colombiano brillan sobre sus esporádicos destellos futbolísticos que, de forma increíble, le siguen dando crédito para portar la camiseta más ganadora del fútbol mexicano.
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Un club con la grandeza y exigencia como las Águilas no puede seguir albergando a un elemento que trae más problemas que soluciones a la institución y la directiva del club debería de ser la primera en dar un golpe sobre la mesa con este tipo de actitudes.
Las acciones tomadas a principios de año hoy adquieren mayor valor, cuando Emilio Azcárraga vetó a Roger del plantel por conceder una entrevista sin previo aviso exclamando su deseo de irse del club. Ese tipo de decisiones debieron mantenerse para evitar faltas de respeto hacia la institución, aunque ello significara una pérdida económica.
Está claro que el América. además de ser un equipo histórico, también es una empresa lucrativa y el aspecto económico debe imperar para que el club funcione; sin embargo, en este punto comienza a ser necesaria una intervención que detenga los berrinches y peticiones de Roger Martínez y cualquier futbolista con intenciones similares, aún si eso tendrá una repercusión económica.
Nadie quiere que el América tenga un mal negocio con un futbolista extranjero, sobre todo porque comparte su carta con el Villarreal de España, pero ese trabajo de negociación ya debe ser prioridad para la directiva, sobre todo porque el equipo podría ocupar ese salario tan alto en un futbolista con ganas de demostrar su valía en México.
Que salga como sea, pero que no vuelva a perjudicar al América dentro y fuera de la cancha. Que su salida signifique la llegada de un extranjero que sí valga su ficha y que no continúen faltando el respeto al club más ganador del país.
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