La argentinización del FC Barcelona: nadie lo acompaña a Messi

Cuando antes de un partido importante en el que va a participar Lionel Messi, líder y capitán tanto del FC Barcelona como de la Selección Argentina, el vox populi es "Su equipo depende de una genialidad suya para ganar", generalmente no gana.
No es porque el mejor jugador del mundo no tiene la capacidad para hacerse presente en encuentros trascendentes: basta con repasar enfrentamientos de Mundiales en los que realmente se puso el equipo al hombro y tuvo la capacidad para inventarse jugadas que literalmente ganaron partidos, o competencias definitorias con el club "Culé" siendo figura indiscutida.
Setién acaba de decir que el único argumento para ganar la Champions es Messi. La argentinización del Barça ya es total.
— Javito (@23javito_) August 8, 2020
El problema acá es lo que Argentina venía padeciendo desde hace rato y que el Barcelona lo está adoptando por la incapacidad para rodearlo de la mejor manera: la famosa Messidependencia, que en criollo sería "Dársela a Messi para que te resuelva todos los problemas él solo, total es el mejor del planeta". Y no es así.
Esta imagen representa lo que ha sido la temporada de un Barcelona que se ha ido hundiendo en el abismo
— Fiel Al Barca (@FielAlBarca) July 17, 2020
Un equipo sin alma sin hambre de ganar títulos, jugadores que se arrastran en el campo y que solo dependen de Messi, jugadores cómodos que no les importa nada, BASTA YA!! pic.twitter.com/6qCck4Xgat
No es así porque ese recurso jamás puede ser tu única arma para ganar un partido. Porque al primer nivel mundial hay muchos otros factores que definen un encuentro, porque hay futbolistas y sistemas de juego de elite bien trabajadas y que no se combaten solo con un arresto individual por más capaz que sea.
El Barcelona hizo lo peor que podía hacer: argentinizarse. Si las mejores versiones del crack rosarino las vimos cuando se juntaba con futbolistas capaces de entender el mismo idioma dentro de un circuito de juego continuo, ¿Por qué no continuaron con ese método? ¿Qué necesidad había de volver a observarlo frustrado, caminando la cancha casi sin compañía?
Cuando tu propio entrenador asegura que tu único argumento para imponerte es Messi, está afirmando al mismo tiempo que no hay otro plan, que no existe una idea secundaria, que te encomendás únicamente a la capacidad de un futbolista. ¿Y los otros 10? ¿Cómo debería sentirse el astro cuando escucha esa frase?
No hay mucho más que agregar. Messi tiene 33 años, está atravesando sus últimos años de carrera profesional y no merece tener un cierre de este estilo. Es un jugador que marcó una época, es un tipo del que se hablará en 50 años. Están a tiempo de reaccionar y de rodearlo correctamente para una despedida digna de su nivel. O se irá, con ese gusto agridulce. No le den ese gusto a quienes no pueden disfrutar de sus genialidades.