Koeman, una continuidad más que merecida
Ronald Koeman fue la huida hacia delante de Josep Maria Bartomeu. El presidente lo había perdido todo. Ya no tenía el apoyo del público ni el de los socios, ni el de los jugadores ni el de los patrocinadores. Estaba solo y decidió tirar por la rama emocional para intentar recuperar, como mínimo, parte del cariño. Fichó a Ronald Koeman, el héroe de Wembley, el autor del gol de la primera Copa de Europa del Barcelona.
No le funcionó. Las sombras que tenía detrás eran demasiado alargadas y, además, parecía que el técnico tenía poco que hacer con la plantilla. Un perfil profesional muy corto y, además, no llegó ninguno de los refuerzos que pidió. El inicio no fue el esperado, todos dieron por desahuciado al Barcelona y Bartomeu se marchó por la puerta de atrás, con denuncias pero sin moción.
Toda la junta de Bartomeu se marchó, pero Koeman se quedó. El técnico no estaba allí por el presidente, él había dejado la selección de los Países Bajos por el Barcelona y no iba a dejar de intentarlo. Desde entonces, cada minuto en Barcelona fue una cuenta atrás. Los candidatos a la presidencia hablaban abiertamente de Xavi y Koeman, en cada rueda de prensa, recordaba que él tenía contrato hasta 2022 y no pensaba marcharse. Tendrían que tirarle.
Todo esto sucedía mientras algunos jugadores de perfil alto no rendían, pero el neerlandés se empeñaba una y otra vez en apostar por los más jóvenes. Confiaba en ellos más que en otros futbolistas del perfil de Pjanic, Umtiti o incluso Griezmann y Coutinho.
El tiempo le ha dado la razón. En una de las temporadas más difíciles de la historia reciente del conjunto culé, con un Barcelona arruinado y con carencias visibles en todas las líneas -el técnico quiso suplirlas con Eric García, Wijnaldum y Memphis Depay, pero nunca llegaron-, los culés son finalistas de Copa y segundos en Liga. Están a solo cuatro puntos del Atlético de Madrid y todavía tienen que jugar contra ellos, por lo que la diferencia puede reducirse a un punto. Hay esperanzas reales de conseguir un doblete.
La puntuación no es lo único que importa. En el Camp Nou siempre ha primado el buen juego a los resultados. Si ganas pero juegas mal, no tienes futuro en el barcelonismo. Koeman, con paciencia, mucha paciencia, ha implementado su método y los jugadores han adquirido y asumido sus conceptos de juego. El resultado funciona. Juegan bien y ganan. El último partido, contra la Real Sociedad, fue la fiesta de consagración.
Y sí, nos hemos dejado lo último para el final. Sin fichajes, Koeman ha hecho lo que más gusta a los culés, mirar a la Masia. El técnico ha asentado a Araújo, que ya había debutado con Valverde, pero no tenía continuidad. Además, ha descubierto a Mingueza e Illaix y les ha dado protagonismo y continuidad. Y luego, aunque no sea canterano, está Pedri. Desde el primer minuto, Koeman lo ha elogiado en rueda de prensa y le ha hecho entrar poco a poco en el once. Las urgencias aceleraron el proceso y Koeman le defendió a capa y espada. Tenía razón, mediapunta o interior, siempre está entre los mejores del equipo. Algo más de medio año con Koeman y ha pasado de Segunda División a la selección española.
Todos estos méritos no han pasado desapercibidos para Joan Laporta y, según informó ayer TV3, el presidente ya ha tomado una decisión: va a respetar el contrato de Koeman. El neerlandés se ha ganado el puesto.