Inglaterra y Alemania empatan 3-3 en un partido de infarto con un nuevo día para el recuerdo de Harry Maguire
Inglaterra y Alemania, dos selecciones que deberían partir como favoritas para ganar la Copa del Mundo, se presentan a un mes del Mundial con muchas dudas y con pocas certezas.
Inglaterra es una selección que se está secuestrada por su obligación a jugar con tres centrales. Desaprovechan todo el talento que tienen arriba y en la medular por verse obligada a jugar con el esquema 1-3-4-3. Durante los primeros 70 minutos estuvo dominada por Alemania. Los de Flick generaron superioridad en el centro campo juntando a Kimmich y a Gundogan con Musiala, quien fue protagonista en el primer gol de los germanos.
Cómo no, Harry Maguire dejó su seña de identidad en el partido. Su actuación rozó el esperpento, es difícil de entrar como es posible que este jugador siga jugando como titular allá por donde vaya. Falló en la salida de balón en un pase sin oposición y cometió un penalti sobre Musiala que supuso el 0-1. Y más tarde volvió a ser protagonista. Werner protagonizaba una contra a la que le decidió poner pausa y Harry decidió recular y dejar solo a Havertz en la frontal. El jugador del Chelsea hizo lo propio, sacó a relucir su extraordinario golpeo de balón para ponerla lejos del alcance de Pope.
El partido fue el resumen perfecto de lo que son ambas selecciones. Una que se ve que ha tenido un trabajo detrás, que tiene una idea de juego, con fundamentos a la hora de ir a la presión, una defensa sólida, con un centro del campo con jugadores muy maduros que conocen a la perfección sus funciones y con una delantera que tiene pólvora. En cambio, Inglaterra es todo lo contrario. Sin ideas, con dos centrocampistas de talla mundial perdidos, con un juego predecible… Aunque consiguió darle la vuelta al marcador con la entrada de los cambios. En tres minutos Shaw y Mount consiguieron poner el empate y a solo ocho minutos del final Bellingham provocaba un penalti que Harry Kane se encargó de transformar. Pero el esfuerzo no sirvió para nada. Havertz volvió a aparecer para aprovechar el error de Pope y poner las tablas de nuevo.
El cambio de esquema benefició a los ingleses, con el 1-4-3-3 son otro equipo, pero aún así no llegarán a la gran cita del 20 de noviembre rodados. De los grandes equipos europeos son los que peor llegan junto a España. No han conseguido ganar ni un solo encuentro de los últimos seis.