Henry Martín encendió la flama del americanismo

Cuando se decía que Miguel Herrera había recuperado el americanismo ganador, soberbio y hasta prepotente, era resultado de una visión sesgada por su extraordinaria pasión dentro del campo. Al principio irradiaba energía a los jugadores y a la afición, pero eventualmente caducó ese estilo y el América comenzó a reclamar un refresco urgente.

Esa recarga de energía llegó de la mano de Santiago Solari y con él un baño de elegancia y personalidad que los jugadores azulcremas empiezan a pregonar dentro de la cancha. Desde el nivel de juego colectivo, hasta las celebraciones tras marcar un gol.

Lo que hizo Henry Martín en el Clásico Nacional fue el claro ejemplo de un americanista con clase. Ese que abofetea con guante blanco, que camina elegante pero sabiéndose superior al resto, que sabe de su grandeza pero no necesita escupirla por la boca todo el tiempo. Henry Martín se hizo más americanista que nunca con una celebración en el momento indicado.

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La 'bomba' yucateca tomó los libros de historia americanista y escogió un clásico consentido de la afición: el mítico Cuauhtémoc Blanco. Con un par de festejos memorables, Henry le recordó al Guadalajara, en el Estadio Akron, quién es el América, de qué tamaño es su estirpe y que identidad no es despreciar el talento extranjero, es mucho más.

Golpeó con la misma autoridad que un padre a su hijo, puso en su lugar a todo un plantel que habló demás sin fundamentos y, de paso, engalanó a toda una afición que exigía una victoria de este calibre tras la humillación del torneo pasado, porque no hay otra palabra para describir que un equipo inferior, como las Chivas, te haya ganado dos veces seguidas en liguilla.

Henry Martín demostró que es más americanista de lo que él mismo creía. Que la afición azulcrema necesita de este tipo de futbolistas, que aunque no hayan surgido de la cantera, se empapen de su historia, se adhieran a los colores y pregonen la grandeza que sólo el Club América provoca.

¡Por más jugadores como Henry Martín en las Águilas!

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