HASTA SIEMPRE, DIEGO | No te juzgo por lo que hiciste con tu vida, te amo por lo que hiciste con la nuestra

Diego Maradona, que en paz descanses.
Diego Maradona, que en paz descanses. / El Grafico/Getty Images
facebooktwitterreddit

La realidad es que no sé si estoy preparado para escribir esto. Me voy a tomar el atrevimiento, pero desde ya no les prometo nada. Es que hoy falleció el ser inmortal, el tipo que jamás pensé que podía irse.

No estoy exagerando. Te juro que no estoy exagerando. Pensé que Diego Armando Maradona nunca se iba a morir. Lo pensé porque estuvo al borde de la muerte muchas veces, en distintas clínicas, con diferentes estados, pero el tipo siempre revivía. Nadie sabe cómo lo hacía, pero el tipo revivía.

Yo estaba seguro que el Diego era inmortal. Y hoy se nos fue, después de tanto pelear. Cuando me enteré de la noticia no lo quise creer. Quería que sea mentira. Que sea una de las tantas fake news que atraviesan el mundo de las redes sociales. Pero no. Esta vez era real.

Se fue el Diego. El mejor futbolista que tuvo jamás el planeta. El tipo que salió de Villa Fiorito, uno de los lugares más pobres de nuestro país, y fue creciendo hasta llegar a ser una de las personas más reconocidas en el mundo.

El responsable de consagrar campeón a la Selección Argentina en el Mundial de México 1986. El responsable de cambiarle la historia al Napoli de Italia con su fútbol, a punto tal de hacer de esa ciudad un lugar más de nuestro país. El de Argentinos Juniors, el de Boca, el de Newell's, el de Sevilla, el de Barcelona. El de Mandiyú, el de Racing Club, el de Al-Wasl, Al-Fujairah, Dorados de Sinaloa, el de
Gimnasia. El Diego de todos.

El tipo que provocaba una revolución cada vez que se desplazaba a algún lugar. El de "La pelota no se mancha". El tipo de las contradicciones. El indiscutido dentro de la cancha, el discutido fuera de ella. El Diego, simplemente el Diego.

"No te juzgo por lo que hiciste con tu vida, te amo por lo que hiciste con la nuestra". Elijo despedirme con esa frase que lo dice todo. El mejor legado será pensar que somos vos cada vez que salimos a jugar un partido. Soñar con hacer una gambeta tuya. Con tener esa zurda mágica. Solo queda decirte gracias.