Griezmann y el Barcelona empiezan a entenderse

Griezmann marcó el gol de la victoria
Griezmann marcó el gol de la victoria / Quality Sport Images/Getty Images
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No es fácil adaptarse a un sitio nuevo, menos todavía cuando hay un grupo hecho, con su propio lenguaje, su jerga, sus costumbres, anécdotas y unión. A veces, incluso aunque el grupo se abra, es difícil entrar. Uno no se siente cómodo. Esta sensación se incrementa si tú llegas de un lugar muy diferente, con unas palabras que no conocen, un mecanismo que nunca han practicado y unas teorías y creencias que en tu nuevo hogar suenan a locura. Si quieres participar debes integrarte, pero si quieres ser importante, también tienes que conseguir influenciar y que el grupo adapte alguno de tus hábitos. Algo similar ha ocurrido entre Griezmann y el Barcelona.

Griezmann llegó al Camp Nou tras rechazar al Barcelona un año antes y con cierto sector de la hinchada blaugrana en su contra. Aterrizó con una filosofía de juego muy diferente y ha estado un año y medio intentando dejarla atrás. Le Petit Prince ha tratado de adaptarse, inyectarse el adn Barcelona. No se adaptó y fue blanco de todas las críticas. Desde la Supercopa parece que algo ha cambiado, pero no solo en el francés, también en sus compañeros.

El galo ya no intenta estar en contacto continuo con el balón. Ya no es habitual verlo bajar hasta la defensa para ofrecerse, asociarse con sus compañeros y pasar el balón entre unos y otros. Ahora ha comprendido que para triunfar no puede abandonar su fútbol. A su vez, sus compañeros han entendido lo que necesita, le han entendido. No le buscan para que se la pase al lateral, sino que le dejan ausente para que, cuando nadie se acuerde de él, aparezca dentro del área y pique a su rival. Así era el Griezmann que triunfó en el Atlético de Madrid y así está siendo en 2021 con el Fútbol Club Barcelona.

El Barcelona busca a Griezmann entre líneas
El Barcelona busca a Griezmann entre líneas / Alex Caparros/Getty Images

Hoy, intentando no pecar de oportunista, parece que podemos decir que Griezmann y el Barcelona por fin comienzan a entenderse. Los blaugranas han entendido que su adn no procede del toque toque, sino del toco, desaparezco y me voy. Ahora los compañeros saben mirar hacia ese despiste defensivo en el que aparece el francés, allá donde es letal. La relación empieza a funcionar.