Griezmann no tiene la culpa de la debacle del FC Barcelona

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El conjunto azulgrana no es el mismo después del parón obligado por el coronavirus y la situación que atraviesa actualmente no es la deseada ni por la directiva, ni por el cuerpo técnico, ni por el vestuario, ni mucho menos por Antoine Griezmann. El futbolista francés y sus suplencias en las últimas jornadas están siendo usados por muchos medios como tapadera para un problema mucho mayor del cual él no tiene la menor culpa.

Si bien es cierto que la temporada del delantero no cumple con las expectativas, el curso del FC Barcelona, sobre todo en el regreso de LaLiga, está también está lejos de lo esperado después de un inicio prometedor. Los blaugranas están dejando escapar el título ante un Real Madrid que tampoco brilla, pero solventa sus partidos cada jornada, y sus tropiezos en las últimas jornadas están desatando un clima de caos en torno al club en el que precisamente el equipo es el más perjudicado.

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El cuadro culé está regalando puntos en partidos donde alterna el juego gris con momentos de lucidez que le sirven para imponerse a equipos como el Mallorca o el Leganés, pero no a propuestas como la del Sevilla, el Atlético de Madrid o el Celta de Vigo, que se jugaba la permanencia. Esta decadencia no se debe a la falta de acierto de un solo futbolista, si no a la mala gestión de la plantilla tanto por parte de la directiva como del cuerpo técnico.

El FC Barcelona se ha convertido en un equipo repleto de veteranos, con muchos nombres propios que superan la treintena, que sufren en un calendario apretado como el actual, mientras que son los jóvenes como Riqui Puig y Ansu Fati quienes marcan la diferencia. Más allá del escaso fondo de armario del que dispone Quique Setién, su administración desde el banquillo también está siendo nefasta, como se pudo ver frente al Atlético de Madrid.

El equipo se jugaba LaLiga en el partido más complicado de esta recta final y Griezmann, el hombre que costó 120 millones de euros en verano, salta al terreno de juego para disputar los últimos cuatro minutos tras media hora calentando. La propuesta es un centro del campo más poblado que igualmente sufre frente al rival por una mera cuestión física y desde el banquillo en lugar de soluciones solo llegan problemas y desencuentros como los de las pausas de hidratación.

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Y después de todo esto sale el francés al campo tras ser suplente de Braithwaite, Ansu Fati y Arturo Vidal, ante la atónita mirada de Diego Pablo Simeone, que tampoco se explica la situación de su ex-pupilo, y hay quien pretende que cambie el devenir del partido. Se le pueden pedir muchas cosas a Griezmann, pero los milagros aún no están en su repertorio, y se le pueden echar otras tantas cosas en cara, pero culparle de dejar escapar LaLiga tampoco está entre ellas. Normal que no le quede otra que reirse...