Gareth Bale, un pozo sin fondo del que no pueden desprenderse en Madrid

Gareth Bale se ha convertido en un pozo sin fondo para el Real Madrid
Gareth Bale se ha convertido en un pozo sin fondo para el Real Madrid / GEOFF CADDICK/Getty Images
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El futbolista galés estaba llamado a ser el heredero de Cristiano Ronaldo tras la salida del portugués rumbo a Turín hace ya dos veranos, pero ha sido precisamente desde entonces cuando el conjunto blanco se ha encontrado con la peor versión de Gareth Bale. El hombre del doblete en la final de Champions League ante el Liverpool, y otros tantos goles importantes, se ha convertido en un auténtico lastre que ha mostrado muchas más sombras que luces.

El Real Madrid se lamenta ahora de aquella renovación que en el año 2016, cuando el de Cardiff prometía mucho, amplió el vínculo entre ambas partes hasta 2022. Seis años desde entonces de los cuales dos han sido de un rendimiento notable y dos de caída, y los dos que restan aún está por ver. Según las informaciones más recientes, Bale se marchará cedido esta temporada al Tottenham y regresará el próximo verano con su futuro en el aire.

Gareth Bale no quiere quitarse la camiseta del Real Madrid
Gareth Bale no quiere quitarse la camiseta del Real Madrid / Quality Sport Images/Getty Images

Esta situación no es más que otra evidencia de como el galés ha pasado de ser el futuro a un activo prácticamente inútil para los blancos, que entre los 17 millones de euros netos del sueldo y los otros 17 que debe pagar en impuestos, desembolsarán 68 'kilos' en los dos próximos cursos. El cuadro londinense estaría dispuesto a pagar hasta 22 millones para que el Real Madrid cubra parte del sueldo de Bale durante la cesión, algo que actualmente se presenta como la mejor solución.

Está claro que en el Santiago Bernabéu estarían encantados de dejar ir a Gareth Bale si apareciese un comprador interesado, o incluso le dejarían ir totalmente gratis si pudiesen ahorrarse la que, a día de hoy, es la ficha más alta de toda la plantilla. Sin embargo, ni el extremo quiere dejar de cobrar ese sueldo estratosférico ni aparece un club que esté dispuesto a pagarle tanto dinero, y su continuidad le convierte en un pozo sin fondo en el los blancos están obligados a tirar sus billetes.