Florentino Pérez es un gran presidente, pero está muy lejos de lo que fue Santiago Bernabéu para el Real Madrid
Florentino Pérez ha sido reelegido como presidente del Real Madrid. El multimillonario empresario adelantó las elecciones y anunció el plazo para recibir las candidaturas en jueves santo. Enrique Riquelme (Coxenergy) y Vicente Boluda se postulaban como alternativas, pero, finalmente, no han podido cumplir con los requisitos exigidos para presentarse a la presidencia del club blanco. Florentino Pérez continuará al frente del club hasta 2025.
El presidente ha hecho historia al frente del Real Madrid en sus dos etapas. En la primera construyó el Real Madrid de los galácticos, se subió al carro de la globalización y consiguió sacar al club de una gran crisis. En la segunda se ha convertido en un club modelo respecto a la era digital, ha convertido al Real Madrid en el primer club de la historia en ganar más de una Champions seguida (conquistó tres consecutivas) y está construyendo el nuevo Santiago Bernabéu.
Todo lo anteriormente citado, unido a otras muchas razones, podrían catalogar a Florentino Pérez como el mejor presidente de la historia del Real Madrid. Pero no es así. En el plano deportivo, hay que recordar que en 18 años de mandato tan solo ha conseguido ganar 5 Ligas y 2 Copas del Rey. El presidente se ha centrado en la globalidad, en Europa y en los retos contra los grandes clubes del continente y se ha olvidado del éxito en España.
No obstante, la razón por la que Florentino Pérez no es el mejor presidente de la historia del Real Madrid no es la escasez de éxitos en territorio nacional. La razón avanza a raíz de una comparación y ahí poco tiene que hacer. Nadie es capaz de igualar a don Santiago Bernabéu de Yeste.
La leyenda de Santiago Bernabéu supera a Florentino Pérez en su mayor éxito: Europa. Florentino ha ganado cinco Champions, tres de ellas consecutivas. Santiago Bernabéu ganó seis Copas de Europa, cinco de ellas consecutivas. Arrasa con la estadística de cualquier club del mundo.
Más allá del número total de títulos, el contexto también es un aspecto a tener en cuenta. Florentino Pérez llegó al Real Madrid tras Lorenzo Sanz. Los blancos acababan de ganar dos Champions League, por lo que la base estaba construida. Todo lo contrario sucedió con Santiago Bernabéu. Cuando este llegó, el Real Madrid no era un equipo grande del fútbol español. Sin embargo, Bernabéu se empeñó en profesionalizar el club, hacer grandes fichajes y llevar al equipo a la gloria. Fichó a Alfredo Di Stefano y la Saeta Rubia cambió la historia del fútbol… y del Real Madrid. El equipo, con el argentino, Puskás o Paco Gento, fue el mejor equipo del mundo. El legado de Bernabéu continúa con el título de mejor equipo del siglo XX.
Otro aspecto a tener en cuenta es el estadio. Florentino Pérez ha asumido un proyecto faraónico para reformar el Santiago Bernabéu y hacer un espacio mucho más interactivo y adaptado a las nuevas necesidades de la hinchada. La inversión la ha realizado con un soporte y un club de reconocido prestigio tanto deportivo como económico. Santiago Bernabéu lo construyó. Él invirtió en un terreno en Chamartín y con un equipo sin riñón, se aventuró en la construcción de un estadio como base para la institucionalización y profesionalización del club. Fue todo un éxito.
Para finalizar, como no todo es fútbol en el Real Madrid, queremos hacer un aparte con el baloncesto. Florentino Pérez ha construido un equipo temible con estrellas del baloncesto. Santiago Bernabéu creó la sección de baloncesto y la aupó hasta convertirse en un equipo ganador.
Así, en resumidas cuentas, la diferencia entre un presidente y otro es notoria. Florentino Pérez se ha subido al barco vikingo de la leyenda madrdista, lo lleva viento en popa y hace progresar al club. Sin embargo, su saga nunca será equiparable a la de Santiago Bernabéu, pues él cambió la historia del Real Madrid. Fue Bernabéu quien construyó el barco vikingo y le puso las alas, quien lo hizo temible y poderoso. Florentino Pérez avanza en la historia, Santiago Bernabéu la cambió.