El VAR debe llegar cuanto antes al fútbol argentino: los árbitros son un desastre
Por Franco Formoso
Dirán que la tecnología arruina al fútbol y que pierde "la magia", pero los arbitros argentinos son paupérrimos y necesitan de un ojo extra para verificar lo que cobran. Vigliano, en el clásico entre Racing e Independiente, expuso las falencias que se evidencian desde hace muchos años.
Minutos de descuento en el Clásico de Avellaneda. Maggi avanzaba en el área de Independiente cuando fue derribado por un defensor rival. Y Mauro Vigliano sancionó penal. Todos los del Rojo reclamaban que no fue infracción. Y tenían razón: la repetición no dejó lugar a dudas y se observó cómo el atacante de La Academia se dejó caer sin ningún tipo de roce.
Vaya a saber qué le pasó por la cabeza al árbitro. No sabemos si estaba cansado, si la lluvia le dificultaba la visión o si no observó bien la jugada y terminó dejándose llevar por la caída del futbolista local. Lo cierto es que, de haber existido el VAR, esto no hubiese pasado. El fútbol argentino necesita imperiosamente de la tecnología y una vez más quedó demostrado.
Es verdad que muchas veces se desnaturaliza el juego, pero serán más las causas justas que las injusticias. Más aún si tenemos en cuenta el paupérrimo nivel del arbitraje argentino: hace mucho que no dan seguridad y se equivocan en jugadas trascendentales como éstas. Si nos damos cuenta de lo que pasó, entenderemos que uno de los clásicos más importantes del ámbito local fue influido 100% por una decisión errónea.
¿Falta el VAR? Claro que sí, no hay ningún tipo de dudas. Pero necesitamos que los tipos que manejen las cámaras también sean idóneos. Otra gran verdad es que la tecnología sigue siendo manipulada por los mismos que arbitran dentro de la cancha, y su capacitación deberá ser exhaustiva. Lo que no vea, en este caso, Vigliano, tendrá que ser advertido por los que estén encerrados en una cabina para no dejar detalles librados al azar. Ese será su trabajo.