El Shakhtar, un rival trampa con aire brasileño

El Real Madrid debuta este miércoles en Champions ante el Shakhtar Donetsk, un equipo que ya es un clásico en las fases de grupos de la competición europea. Las estadísticas juegan a favor de los blancos y además los ucranianos llegarán a Madrid con bajas, pero el equipo de Zidane no debe confiarse por ello.

El Shakhtar es un equipo que cuenta con un número importante de futbolistas brasileños, algo que se ha convertido en su seña de identidad en este siglo, y también tiene en su plantilla jóvenes jugadores que tienen mucho por demostrar y no se arrugan ante ningún rival. En contra de lo que pueda parecer, a los jugadores del equipo ucraniano no les quema el balón en los pies y no es un equipo que se caracterice por jugar al patadón y depender de las contras. Al Shakhtar le gusta proponer un juego atractivo, mover el balón y tiene jugadores de calidad para hacerlo.

Y viendo cómo fue el último partido del Real Madrid, los ucranianos le pueden meter en más de un problema ya que son un equipo con más potencial y jugadores con más calidad que los del Cádiz. La defensa es su punto débil y el conjunto blanco tendrá que aprovecharse de ello para ponerse por delante en el marcador, pues ya hemos visto cuánto le cuesta cerrar los partidos, eso si llegan a abrir la lata. No obstante, arriba tienen jugadores como Junior Moraes y Marlos que son peligrosos y seguro que Courtois se lucirá ante ellos con alguna que otra parada.

Además de la defensa, otro aspecto que debe aprovechar el Madrid es que el Shakhtar no es un equipo que se encierre atrás ya que a los blancos les cuesta mucho jugar ante equipos cerrados. No obstante si salen igual que en la primera parte ante el Cádiz pueden darse por vencidos. Si el Madrid no quiere sufrir tendrá que impedir que el Shakhtar se haga dueño del balón, pues Kroos, Modric y compañía no están para correr más de una hora detrás de la pelota. El equipo ucraniano es un rival trampa para los de Zidane, es un equipo al que hay que tener respeto pero no miedo, un rival incómodo que llega en el peor momento pero que puede ser una inyección de moral de cara al siguiente partido de los blancos.

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