El PSG y su entorno han cruzado la línea del respeto con el Barcelona y el caso Messi

Real Betis v FC Barcelona - La Liga Santander
Real Betis v FC Barcelona - La Liga Santander / Quality Sport Images/Getty Images
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Existe una máxima en el fútbol. No se debe hablar de futbolistas de otros equipos mientras estos juegan en un club que no es el de uno mismo. El interés solo debe mostrarse durante los mercados de fichaje. Hablar sobre jugadores de otros clubes puede perjudicar, más si son la estrella, pues el factor desestabilizador se sitúa in crescendo.

No es habitual hacer algo así en el fútbol, pero de vez en cuando, para intentar forzar la situación, se suele hacer. Cierto sector del público afirma que es de dudoso gusto, pero es una opción y se acepta. Todo cambia si esos dos equipos deben enfrentarse. Si un club hace público su interés por la estrella de otro contra el que tienen que jugar próximamente en una eliminatoria, cruza todas las rayas del respeto y, además, será sospechoso de un intento de boicot y desestabilización en la previa de ese encuentro. Esto es lo que sucede entre el París Saint-Germain, Messi y el Barcelona.

Los parisinos ya no se cortan. Desde que el argentino es libre de negociar sin hablar con los culés, el PSG ha decidido que debe hablarlo con todo el mundo. Directivos y jugadores le hacen un hueco a Lionel Messi y le comunican a la prensa los procesos del fichaje. La intención es obvia, incendiar el ambiente de los blaugranas para añadir un componente de presión en la eliminatoria, pues hablar ahora de Messi no convencerá al argentino para que se decida por el Parque de los Príncipes.

Al-Khelaifi, presidente del PSG
Al-Khelaifi, presidente del PSG / FRANCK FIFE/Getty Images

No es la primera vez que el PSG se salta las normas del fútbol a la torera. Tanto las escritas (fair play financiero y aquel traspaso encubierto en forma de cesión de Mbappé con la famosa ‘opción de compra obligatoria’) como las no escritas (el caso del que trata este artículo). Alguien debería plantarse, afirmar que no todo vale. Es tarea de todos los clubes de Europa dar la espalda a las malas artes y las faltas de respeto. El dinero no lo permite todo. Los valores están muy por encima.