El consumo del fútbol a través de las generaciones
Por Amir Somoggi

El mundo ha cambiado muy rápido en los últimos años. Los avances tecnológicos han transformado la forma en que las personas viven y consumen.
Durante mucho tiempo la forma de se mirar al fútbol no ha cambiado mucho. Antes era un producto de TV abierta y fue migrando para TV paga y Pay per View. Con el desarrollo de nuevas tecnologías y difusión de internet en la población, todo cambió.
Ya en 2020, la escena familiar de reunión en la sala de estar para mirar al fútbol por la TV ya no existe más.
El consumo de fútbol cambió muchísimo y los jóvenes están impactando los hábitos de consumo de la industria del deporte en el mundo.
Millennials y Gen Z
Las generaciones más jóvenes, como los Millennials, hoy con cerca de 30-35 años y los jóvenes de la generación Z, entre 16 y 22 años son completamente diferentes de sus padres/madres y abuelos. El consumidor más maduro, mayor de 50 años, consume fútbol completamente diferente de sus hijos y nietos.
El consumo y intereses acerca del fútbol cambió totalmente, de lo que vivenciamos en pasado tradicional de las transmisiones lineares por la tele.
Los vídeos cortos, los mejores momentos en highlights, el humor deportivo, fantasy, mobile games, eSports, el streaming, son un sinfín de opciones de consumo y contenido. Todo eso con mucha interacción en las redes sociales y necesidad de vivir una transformación digital total.
Y cada generación consume contenidos y tiene intereses completamente distintos de la otra. Un fan de 18 años es completamente diferente de otro de 30 años.
Un estudio de la Asociación Europea de Clubes (ECA) en Europa, trajo datos aterradores sobre el consumo de fútbol entre los más jóvenes.
Según el estudio publicado en 2020, no menos del 40% de los chicos de 16 a 24 años en el mundo no les gusta o no tienen interés en el fútbol. Este índice es de 28% entre los fans de 25-34 años y 16% de 8-15 años.
Además de la monotonía y la falta de paciencia con los juegos, otros factores también pesaron. La falta de identificación con los valores del fútbol también fue destacada por los más jóvenes.
Un desafío sin precedentes para clubes, sponsors y detentores de derechos de transmisión.