El Barcelona y un triste subcampeonato
La temporada regular 2019/20 llega a su fin en Barcelona una jornada antes de lo debido. Los culés, acostumbrados a levantar el título y a celebraciones multitudinarias, no podrán tener una alegría ni con mascarilla. El Fútbol Club Barcelona ha perdido una Liga que tenía de cara, pero que no ha sabido mantener. La Liga blaugrana ha sido un cúmulo de despropósitos desde el primer día hasta el último que ha terminado con un segundo puesto… y dando gracias, pues si quedaran unas semanas más, a nadie extrañaría que cayeran más abajo en la tabla.
Anfield, contigo empezó todo. El centro de Alexander-Arnold golpeó en la memorística culé y en la moral del equipo. Muchos hinchas dejaron de creer en Ernesto Valverde. El Txingurri, con seguridad defensiva pero sin fútbol total, dejó de tener seguridad y los susurros empezaron a ser voces que aclamaban su dimisión. Ernesto se quedó y Bartomeu prometió a Neymar. Otro verano lleno de polémicas y sin ningún fichaje importante, pues De Jong ya había firmado en primavera. El final de la historia ya lo saben, el brasileño continuó en el París Saint-Germain y Bartomeu perdió un asalto en su lucha por el respeto del vestuario.
La temporada comenzó con el Barcelona tambaleándose. Recibía golpes, pero también atestaba unos cuantos. Ernesto Valverde resistía, recibía y repartía… hasta que llegó la Supercopa de España. El invento de Rubiales de dos eliminatorias en Arabia Saudí sentenció el futuro del técnico y, tras caer en semifinales con el Atlético de Madrid, Valverde no volvió a la Ciudad Condal. El entrenador hizo las maletas en un partido que se mereció ganar. Todos adivinaban que la razón no fue la Supercopa, fue Liverpool. ¿Entonces por qué aguantó hasta Arabia?
La destitución de un entrenador propició la llegada de otro. Quique Setién, que había salido del Betis sin cumplir los objetivos, llegó como emblema cruyffista para recuperar al Barcelona. Setién se quedó en eso, mucha palabrita y pocos resultados. El cántabro apenas ha tenido dos juegos buenos en el banquillo blaugrana. Además, partido a partido, perdió cualquier tipo de respeto de los jugadores. La unión del vestuario con el cuerpo técnico se rompió entre gritos de Sarabia y desencuentros con sus futbolistas.
El vestuario no se libra de la quema, pues ha sido uno de los principales artífices del fuego. Las polémicas cada día han sido más grandes y todo terminó de caer con el BarçaGate. Bartomeu mandó a una empresa para investigar a sus jugadores y, en teoría, criticarlos por las redes sociales. La auditoría ha resuelto que no hubo corruptela, pero la rotura entre jugadores y presidencia no ha cicatrizado. La credibilidad de Josep Maria Bartomeu ha caído en picado y la crisis ha engordado.
El Barcelona perdió contra el Real Madrid, pero recuperó el liderato después de que los blancos pincharan contra el Betis. Llegó la pandemia. Los culés han estado casi tres meses alejados de los terrenos de juego en la cabeza de LaLiga. Sin embargo, a la vuelta no han podido con el ritmo del Real Madrid y les han servido el título en bandeja de plata.
Las jornadas post-pandemia se recordarán como las más difíciles del nuevo Barça triunfante. Los culés no han jugado a nada, los jugadores no se han adaptado y Messi ha dejado de marcar. Sin el argentino salvando los muebles, el Barça ha sido mediocre. Para colmo, todos han sentido vergüenza en cada parón de hidratación. Mientras todos los equipos se reunían en torno al técnico, en el Camp Nou cada uno iba por su lado, como si el cántabro no estuviera allí.
Este cúmulo de circunstancias ha llevado al Barcelona a abandonar un título que nunca han merecido. El fútbol se ha marchado. El ADN Barça se ha perdido entre polémicas, crisis y ruedas de prensa. Ni victorias ni buen juego. Todo se ha acrecentado tras el COVID-19. Los culés, infectados y sin cura, han caído estrepitosamente y lo habrían hecho más de ser la temporada más larga o de no haber sido triunfadores en los últimos días valverdelianos. Un segundo puesto amargo, pero que no sabe a poco. Demasiado para lo que fue.