El Barcelona regala LaLiga por demérito propio
Por Adrían Marcos
El FC Barcelona le está poniendo LaLiga en bandeja al Real Madrid. Así de simple, sin rodeos ni juegos de palabras. El partido de los azulgranas frente al Athletic Club es una muestra más del equipo que parece haberse cansado del fútbol bonito para optar por una actitud conformista con el 'unocerismo'. Los de Quique Setién ganaron porque estaban en su casa, aunque por suerte para ellos no estuviese allí su gente, y porque dos niños cambiaron el partido en un día gris de Messi.
Esta dinámica de la victoria por inercia es la misma que se lleva repitiendo con frecuencia cuando el FC Barcelona juega en el Camp Nou en los últimos años. El equipo tiene la posesión y un relativo control del partido, pero no brilla y es una acción puntual, en la que casi siempre interviene el 10, la que termina decidiendo el encuentro a su favor. Y así, en una situación tan convulsa como la actual, se antoja difícil ganar ningún título.
Los blaugranas han logrado tres triunfos en esta Liga 'post-coronavirus' y, más allá del primer partido ante el Mallorca, no ha convencido a nadie de que merezca ganar el título. Y del empate en Sevilla, en el duelo más importante de esta recta final, ya ni hablamos. Griezmann fue suplente, aunque para lo que aporta casi que da lo mismo, Messi estuvo desconectado y Luis Suárez, que dice estar recuperado, está lejos de su nivel.
Ayer, sin Frenkie de Jong y Sergi Roberto, con la MSG por primera vez desde el inicio tras el confinamiento, el equipo volvió a dejar signos de decadencia, de una vagancia instaurada que tan solo Riqui Puig y Ansu Fati consiguieron remediar. Dos canteranos, el que debe ser cuidado y la sensación del inicio del curso, y un casi desterrado como Ivan Rakitic que sigue dando mucho: tres puntos al equipo y el titular fácil de la 'victoria raquítica' a los medios.
Y mientras tanto, con el Real Madrid, que tampoco brilla pero solventa sus partidos, pisando los talones, la mayor preocupación son las decisiones arbitrales, el VAR... y la imagen que queda es la de un Barça llorón que, lejos de hacer autocrítica, prefiere agarrarse a la queja. Y así se despidió el equipo del Camp Nou anoche, con el liderato provisional, la mirada puesta en los que ayer vestían de amarillo más que en los de azul y rojo, y la sensación de puertas para fuera de estar dejando escapar el título por demérito propio.