El Barça pierde una oportunidad de oro para colocarse como líder a cinco jornadas del final
Después de todo el esfuerzo cosechado en los últimos meses el Barça tiró ayer en el Camp Nou una oportunidad idónea para adelantar a los colchoneros y colocarse después de casi un año como líder del campeonato liguero español.
El equipo fue incapaz de darle la vuelta a un marcador que a priori no parecía entrañar el peligro en el que acabó desembocando. Tras el gol de Messi la mayoría ya se vio durmiendo como líder y el empate del Granada supuso tal jarro de agua fría que todos se quedaron totalmente desconcertados. Los jugadores no dieron la sensación de querer cambiarle el ritmo a un encuentro que se empezaba a atasca.
Tampoco es el momento para echarse al cuello de los jugadores o entrenador a los que hace una semana la prensa tildaba de renovados y serios candidatos para conseguir el doblete. Echar a los leones a una plantilla que ha dado la cara durante gran parte de la temporada defendiendo este escudo sería un grave error de hipocresía, egocentrismo y egoísmo.
Nadie niega que la situación que se ha creado tras la derrota de ayer no es el escenario perfecto para conquistar una liga a la que tanto ha costado reengancharse, pero de todos modos se consiga o no el objetivo del triunfo, el esfuerzo, la dedicación, la perseverancia y la manera de remontar un campeonato que parecía perdido en diciembre es digno de ovación.
El Barça tiene por delante cinco finales en las que deberá obtener como mínimo 15 puntos si quiere seguir soñando con la liga. El duelo directo frente al Atlético de Madrid será el encuentro que confirme si el Barça, el propio Atleti, el Real Madrid o incluso el Sevilla se imponen por encima del resto.