El Atlético de Madrid renunció al fútbol
El fútbol es un deporte que apasiona a más de medio mundo. Son muchos los futboleros. No importa la clase, el color de la piel, la nacionalidad… Nada parece ser más fuerte que el gusto por el césped, el balón, la red y las porterías. Existe mucha diversidad en las hinchadas y también en los estilos. Hay caminos muy diversos para llevar a un equipo a la victoria, todos pasan por meter un gol.
Algunos equipos juegan a tener la posesión, otros al pelotazo, otros por bandas, otros al contraataque y verticales… sea como fuere, todos buscan aprovechar su oportunidad donde se hacen más grandes para penetrar la portería rival. Hoy, el Atlético de Madrid se ha olvidado del cometido contra el Red Bull Leipzig.
El estilo del unocerismo del Cholo Simeone es válido. El argentino busca reforzar la defensa y crecer desde la seguridad de los de atrás. A estas alturas y con todos los éxitos obtenidos, nadie puede dudar sobre la validez del manual del técnico. Sin embargo, hoy los colchoneros se olvidaron del cometido final. Se encerraron descaradamente con una última línea defensiva formada de siete futbolistas y no buscaron la portería rival, solo cuando fueron por detrás en el marcador. De hecho, precisamente fueron los minutos entre el 0-0 y el 1-1 los que demostraron que el Atlético de Madrid es mejor equipo que el Leipzig y que, de haber querido, hoy estarían clasificados a semifinales ante una oportunidad histórica de poder, por fin, ganar la Champions League.
Dani Olmo marcó y Simeone buscó fútbol en el banquillo. Tenía mucho, pero decidió que bastaba con João Félix. Lo cierto es que bastó. El portugués saltó al césped, pidió el balón y realizó magia. Durante unos pocos minutos vimos un recital de pases, regates y decisiones. En resumen, vimos un espectáculo futbolístico. El Atlético de Madrid se hizo gigante y empezó a pisar la portería rival. El peligro trajo sus frutos y los alemanes cometieron un penalti sobre el luso que el propio futbolista marcó.
La alegría inundó la orilla del Manzanares, pero duró demasiado poco. Tras marcar, el Atlético de Madrid se olvidó del camino que le había llegado al gol y se echó descaradamente atrás. Formaron como soldados un muro sobre el área y no tocaron el balón. Simeone sacó a Morata, pero se olvidó de otros como Vitolo, con capacidad para retener el balón y volver a cambiar las tornas. El muro tuvo un escape y el Red Bull marcó. Al renunciar al fútbol, los rojiblancos renunciaron a la victoria. Deben hacer autocrítica.