Marcos Llorente, la nueva amenaza colchonera que apunta al Leipzig
Por Adrían Marcos
"En su vida se imaginó jugar de delantero" decía Diego Pablo Simeone hace unas semanas sobre el futbolista madrileño, que hasta hace unos meses habría recibido la denominación de mediocentro o centrocampista, pero que ahora debe definirse como polivalente. Marcos Llorente ha pasado de ser el pivote puro que se presumía en el Real Madrid, y que tan bien funcionó en el Alavés, a un jugador que se desenvuelve de manera notable como interior, futbolista de banda o segundo delantero. Un hombre decisivo para el Atlético de Madrid en un nuevo rol salido de la chistera del 'Cholo'.
Ya en la semifinal de la Supercopa de España en Arabia Saudí dejó destellos de su futuro avance hacia una posición más adelantada, pero su consagración fue en Anfield, cuando revolucionó el partido y llevó a los colchoneros a dejar en el camino al vigente campeón de Europa. Marcos Llorente salió desde el banquillo en el minuto 58 por Diego Costa, algo habitual en Simeone cuando quiere tener el control y fortalecer la defensa, pero no se incorporó en la medular, sino en la delantera.
En esta posición tan inesperada tanto para el público como para Jürgen Klopp fue capaz de volver loca a toda la defensa y en la prórroga, cuando aparecen los mejores, tuvo más energía que nadie para firmar dos goles en los primeros 15 minutos. Llorente puso el marcador y la eliminatoria muy de cara para los suyos y redondeó su gran noche como delantero asistiendo a Morata en el tanto que ponía la puntilla al Liverpool.
Como era de esperar, fue elegido como 'Hombre del Partido', abrió todas las portadas al día siguiente y comenzó así un cambio radical. El duelo frente al Liverpool suponía el cierre por el coronavirus y Llorente, que se entrenó como nunca durante el confinamiento, regresó en plena forma para, de la mano de Simeone, reinventarse como futbolista. El técnico argentino recuperó la fórmula que utilizó hace años con Raúl García para dar forma a su nuevo delantero.
Y ahora Marcos Llorente se ha consolidado como un hombre de ataque, capaz de aportar en defensa más que ningún otro, que amenaza el puesto de todos sus ya homólogos en el Atlético de Madrid. Frente a Osasuna, en El Sadar, salió de nuevo para cambiar la cara al partido con un gol y dos asistencias en menos de media hora, y así ha logrado abandonar el banquillo durante unos minutos, ya sea desde el inicio o como suplente.
El madrileño se ha convertido en el socio perfecto de Simeone, un jugador capaz de ser útil en las tres parcelas del campo: en la defensa del juego aéreo, en la medular tanto defensivamente con sus recuperaciones como con la creación de juego y el lanzamiento de contragolpes, y arriba como una continua amenaza al espacio, y ahora también en el juego de espaldas. Es precisamente este último aspecto el que más ha llamado la atención, los detalles y movimientos de delantero puro que ha integrado a su repertorio a base de trabajo para aportar sin estar de cara a puerta.
A esto último hay que sumarle su imponente físico que es el que le permite ser tan determinante. Llorente es el primero en la presión para generar el fallo del rival y, por consecuencia, el robo en campo contrario, el encargado de conducir y correr los contragolpes, y el peligro constante con sus movimientos en la delantera. Simeone aprovecha su velocidad para que sea él quien se desmarca en diagonal a la espalda de la defensa mientras Costa o Morata fijan a los centrales.
Esta capacidad para estar continuamente buscando el espacio con sus cambios de ritmo explosivos serán determinantes frente a un RB Leipzig al que le gusta atacar aún arriesgando en defensa. Nagelsmann confía en la velocidad y contundencia de sus defensores, pero frente a un futbolista como Llorente, que es fuerte y veloz tanto en la conducción como en sus desmarques, tendrá que estar alerta y cuidar más sus espaldas.
Y todo esto va acompañado de la mentalidad de Llorente, un futbolista educado para tratar de ser el mejor, con una estricta filosofía de trabajo y una determinación al alcance de muy pocos. Marcos Llorente es un ganador nato y eso es lo que le lleva a dejarse la piel en cada partido, a entrenar para crecer cada día, a aprender cosas que jamas habría imaginado, como dice su técnico, para adaptarse y seguir progresando, para ser diferencial, como lo será ante el RB Leipzig en Champions.