El Barcelona, camino a la 'milanización'
La nostalgia es la reina de las horas muertas. Los recuerdos son ese bálsamo de esperanza en el que nos apoyamos para sobrevivir. Tal vez algún día todo vuelva a ser como antes. Esto se magnifica con el paso del tiempo, pues los humanos tendemos a idealizar lo que ocurrió y aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Esta sensación la tengo yo y muchos otros hinchas que sus equipos ya no están en la cima. Sin embargo, creo que donde late con más fuerza es en San Siro. Hace unos años, en los dos clubes, pero ahora, estoy convencido de que la nostalgia tan solo es el santo y seña de los milanistas.
Las fotos son una clara evidencia de lo que es y lo que fue. No voy a retrasar hasta el milan noventero con Van Basten, Gullit y compañía, sino que voy a frenar en el año 2007. El once de la final de la Champions League con futbolistas como Dida, Nesta, Maldini, Gattuso, Pirlo, Seedorf, Kaká o Inzaghi. ¿Podía intuirse que este equipo daba sus últimos coletazos? Sí, muchos eran viejos rockeros. Los rossoneri recuerdan al Barcelona, un conjunto que ha sido glorioso, pero que hoy parece estar de camino a un futuro abismo. El Barcelona está en proceso de milanización.
Gran parte de la columna vertebral del Barcelona está formada por jugadores que superan los 30 años y más pronto que tarde dirán adiós al fútbol. Véase con datos: Piqué (33), Jordi Alba (31), Sergio Busquets (31), Rakitic (32), Luis Suárez (33) y Lionel Messi (33). Seis jugadores de suma importancia que ya han pasado la barrera. Muchos de ellos, además, empiezan a ver el horizonte de su fútbol y la jubilación.
El problema todavía es más alto desde la dependencia. Hace mucho que el Barcelona ha dejado de ser un equipo que juega para 11 futbolistas. La estratagema de los culés es hacer lo que quiera Lionel Messi. Los entrenadores ya no adaptan a Messi al juego del equipo, sino que juegan para el argentino. Los directivos fichan para acompañarle. Así, el Barcelona vive en un castillo de naipes que se caerá el día que el 10 no esté. Algo similar hizo el Milan con Kaká y los rossoneri cayeron.
Las comparaciones son odiosas, pero en el caso de los blaugranas, además son evidentes. Los culés todavía pueden salvarse de la quema y cambiar la dirección de un camino que solo les llevará a años de desabastecimiento. La tarea de la directiva barcelonista es invertir en juventud, en un entrenador que consiga situarse por encima del mejor jugador del mundo y darle un golpetazo al timón de un barco que se hunde. Si esto no ocurre, el futuro está en el Giuseppe Meazza.